Introducción

Los problemas históricos que enfrenta México al iniciarse el siglo XXI son muchos y algunos de solución posible sólo a largo plazo.

La vida jurídica de México, por ejemplo, se ha caracterizado por el divorcio entre las estructuras legales y la práctica real de la impartición de justicia. El resultado ha sido la existencia de una gran corrupción y de una desconfianza generalizada en la justicia. Hacer efectivo el Estado de Derecho es uno de los grandes retos de la democracia mexicana.

En correspondencia con este problema, se encuentra la necesidad de dar respuesta a las demandas sociales, especialmente el combate a la pobreza, al deterioro del medio ambiente, el pago de la deuda externa y la pobreza de las finanzas públicas.

Ello demanda afianzar la estabilidad política del régimen mexicano a través del fortalecimiento del sistema de partidos para permitir a todos los actores políticos identificarse con un partido de izquierda, centro o derecha, y sentirse realmente representados por ellos, así como afianzar su lealtad al sistema político y a la legalidad.

La sociedad civil mexicana, en general, enfrenta múltiples dificultades para hacer efectiva la vida democrática. Es la propia sociedad mexicana quien tiene que sentar las bases para romper con viejos problemas como: la discriminación, la indiferencia y la pobreza, así como, la desigualdad social que históricamente ha caracterizado a nuestra nación.