Lee el siguiente texto:
La tela de Penélope, o quien engaña a quien
Augusto Monterroso
Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.
Tomado de La oveja negra y demás fábulas, p. 21.
El carácter lúdico de este texto se construye a partir de su relación con una parte de la historia que contó Homero, poeta griego de la antigüedad, de Ulises u Odiseo en el gran poema épico la Ilíada.
La parte de la Ilíada que Augusto Monterroso considera para su texto se resume en el siguiente cuadro:
Ulises fue a combatir en la guerra de Troya, que duró diez años, luego regresó a su patria y tardó otros diez años; durante todo ese tiempo su esposa Penélope lo esperó y resistió el acoso de un buen número de pretendientes, a quienes engañó diciéndoles que escogería nuevo marido al terminar de tejer una tela, pero lo que tejía de día, lo deshacía de noche, así pudo esperar tanto tiempo.
En este ejemplo Monterroso reescribe la historia cambiando el papel que juegan los personajes, crea el efecto contrario. En la historia original Penélope es una fiel esposa que aguarda el regreso de su marido pese a todo; pero en el texto de Monterroso, en realidad quiere deshacerse de Ulises y se pone a tejer para provocar que él se vaya.
Por otro lado, Ulises, lejos de querer regresar, como en la historia original, en realidad se quiere ir y hasta se escapa; y para terminar de construir el juego Monterroso también se burla un poco de Homero, en lugar de verlo como gran poeta, le construye una personalidad descuidada. El cambio resulta en un texto que juega con los personajes, provoca
cierto sentido humorístico en el lector y, por lo tanto, es un texto lúdico.