Constitución y Gobierno

Constitución y Gobierno

La Constitución fue, y es, el instrumento fundamental de organización del Estado-Nación de las democracias burguesas. Este documento garantiza la libertad y los derechos civiles;  establece los límites geográficos de la nación y la organización de su territorio; la forma de gobierno, la división de poderes y sus funciones; y el sufragio y sus limitaciones. En el transcurso del siglo XIX diversos países fueron conformándose como nación y escribiendo sus respectivas constituciones siguiendo el ejemplo norteamericano y el francés.

Como se ha mencionado, los primeros liberales enfocaron su lucha contra la forma de gobierno absolutista y consideraron que sólo desaparecería con la existencia de un poder legislativo que la limitara. Los ilustrados franceses comenzaron a poner las bases para un sistema político no monárquico. Sin embargo, no fue en Europa en donde se hizo realidad sino en América, en el naciente Estados Unidos de América. En 1787 se elaboró la constitución que puntualizaba la forma de gobierno republicana y para 1789 George Washington era elegido como primer presidente de los estadounidenses. Sobre la base de esta experiencia, la República quedó definida como la forma de gobierno sustentada y regida por la ley máxima que es la constitución  y cuyos gobernantes son elegidos por medio del voto de los ciudadanos.

La convención constitucional de 1787, Pintura de Junius Brutus Stearns, 1856.

 

 

Mientras los norteamericanos se ocupaban de echar a andar la República, en  Francia los acontecimientos seguían un rumbo distinto. El proceso revolucionario francés merece especial atención porque muestra vívidamente la tendencia política del siglo XIX: la lucha por el poder entre liberales, monarquistas y el pueblo trabajador, dando lugar a un proceso de tal complejidad que hizo que la forma de gobierno fluctuara entre la república y la monarquía.

Veamos el ilustrativo caso de Napoleón Bonaparte. Bonaparte se hizo del poder tras el golpe de Estado en 1799 (18 de Brumario) y asumió el gobierno del país como Primer Cónsul y para 1804 se había transformado en emperador, en este breve período Francia retrocedió, paulatinamente, de la república a la monarquía. Los cambios constitucionales fueron el soporte de los cambios políticos, así, la  Constitución del Año VIII le otorgaba poderes superiores al Primer Cónsul, y no contenía la declaración de derechos, ambas cosas incompatibles con la república. Con la Constitución del Año X (1802) se le nombra cónsul vitalicio y ya en la Constitución del Año XII (1804) se le reconoce como emperador.

Caricatura Luis XVIII, Bonaparte y su hijo el rey de Roma.

El régimen monárquico también presentó variaciones. Bajo la monarquía restaurada de Luis XVIII el parlamento estuvo sujeto a altibajos, viéndose obligado  por las circunstancias a aceptarlo, el rey fue poco a poco limitándolo y en la constitución fueron desapareciendo algunas libertades importantes como la de prensa y la religiosa.  Una vez que los liberales recuperaron fuerza, lucharon por echar abajo las leyes conservadoras. Como se puede observar, Francia transitó por distintas formas de gobierno con constituciones más o menos ajustadas al momento político, no obstante, pese a lo conflictivo de las circunstancias se hace evidente que los franceses poseían una cultura del constitucionalismo que se extendería por toda Europa.

Cuadro cronológico de las constituciones francesas (Siglos XVIII y XIX)*

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