La lengua escrita

La lengua escrita

La escritura es una actividad humana que aparece mucho más tarde en la historia que la capacidad de hablar. Los grupos humanos necesitaron varios siglos para desarrollar distintos sistemas de escritura y diversos artefactos para conservarla a través del tiempo. Hoy contamos con medios físicos y electrónicos para preservarla y hasta estudiamos cómo se construye un texto.

Utilizar la lengua escrita, más allá de sólo saber anotar letras, requiere un entrenamiento más sofisticado que el que usamos para aprender a hablar cuando éramos pequeños. El dominio de la lengua escrita requiere conocer tanto el código lingüístico correspondiente al idioma, como la gran diversidad de textos que se pueden producir. Hoy en día este conocimiento se adquiere básicamente en la escuela, incluida la universidad, en donde los estudiantes ya rebasaron el nivel de la sola alfabetización, pero aún requieren desarrollar la habilidad de producir textos adecuados.

Para que conozcas más sobre la lengua escrita y sus características, da clic en cada uno de los siguientes apartados:

Uniformidad del código

Para aumentar tu comprensión del tema, resuelve el ejercicio 2 y 3.

El pachuco y otros extremos

Octavio Paz

A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo […].

A los pueblos en trance de crecimiento les ocurre algo parecido. Su ser se manifiesta como interrogación: ¿qué somos y cómo realizaremos eso que somos? Muchas veces las respuestas que damos a estas preguntas son desmentidas por la historia, acaso porque eso que llaman el "genio de los pueblos" sólo es un complejo de reacciones ante un estímulo dado; frente a circunstancias diversas, las respuestas pueden variar y con ellas el carácter nacional, que se pretendía inmutable [...] No importa, pues, que las respuestas que demos a nuestras preguntas sean luego corregidas por el tiempo; también el adolescente ignora las futuras transformaciones de ese rostro que ve en el agua: indescifrable a primera vista, como una piedra sagrada cubierta de incisiones y signos, la máscara del viejo es la historia de unas facciones amorfas, que un día emergieron confusas, extraídas en vilo por una mirada absorta. Por virtud de esa mirada las facciones se hicieron rostro y, más tarde, máscara, significación, historia.

El autor de estos párrafos fue uno de los mejores escritores del mundo, así que sus ensayos bien pueden ser modelo de lengua escrita académica:

Agregar adjetivos y sustantivos en una sucesión que está lejos de ser repetitiva

La riqueza de vocabulario hace que presente una idea con palabras inusitadas

Viento

Octavio Paz

 

Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.

Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola. Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.

La construcción poética sorprende cuando el autor construye nuevas cualidades o realidades de las cosas habituales: las nubes son algas de aire, el espacio es fuerza de nadie, hay olas de viento y éste es un ser que está de viaje.

Atajo arriba

Francisco Rojas González
(fragmento)

 

-¡Buenas tardes le dé Dios al amo...!
-¿Cuántas veces tendré que dicirte que desunzas en el potrero y cargues tu sobre el lomo los aperos? ¡Mira cómo andan de estragaos los animales!
-Amo, cuando acabo de barbechar quedo tan cansado, que apenas aguanto el peso de la garrocha. ¿Cómo quere su mercé que cargue con cadenas, coyundas y yugos ... ¡Ah, sólo el que carga el avío sabe lo que pesa!
-¡Uy, pelao hijod'iun, como a ti no te cuestan los bueyes, te importa un canijo trabajarlos hasta que re­vienten!
-Amo, los bueyes tragan zacate y se hartan... Yo como gordas y no me lleno, ni a juerzas... ¡Es tan probe la ración!

En este fragmento de relato el autor imita la lengua oral incluyendo algunas palabras del habla diaria rural, las incluye con una escritura que imita la pronunciación de esos términos.

A los pinches chamacos

Francisco Hinojosa
(fragmento)

 

Soy un pinche chamaco. Lo sé porque todos lo saben. Ya deja, pinche chamaco. Deja allí, pinche chamaco. Qué haces, pinche chamaco. Son cosas que oigo todos los días. No importa quién las diga. Y es que las cosas que hago, en honor a la verdad, son las que haría cualquier pinche chamaco. Si bien que lo sé.

Una vez me dediqué a matar moscas. Junté setenta y dos y las guardé en una bolsa de plástico. A todos les dio asco, a pesar de que las paredes no quedaron manchadas porque tuve el cuidado de no aplastarlas. Solo embarré una, la más llenita de todas. Pero luego la limpié. Lo que menos les gustó, creo, es que las agarraba con la mano. Pero la verdad es que eran una molestia. Lo decía mi mamá: pinches moscas. Lo dijo papá: pinche calor: no aguanto a las moscas: pinche vida. Hasta que dije yo: voy a matarlas. Nadie dijo que no lo hiciera. En cuanto se fueron a dormir su siesta, tomé el matamoscas y maté setenta y dos. Concha vio como to-maba a las moscas muertas con la mano y las metía en una bolsa de plástico. Les dijo a ellos. Y ellos me dijeron pinche chamaco, no seas cochino. En vez de agradecérmelo. Y me quitaron el matamoscas y echaron la bolsa al basurero y me volvieron a decir pinche chamaco hijo del diablo.

En este caso la imitación de la oralidad está sustentada en el léxico, el narrador es un chamaco que habla con las palabras que se usan en el mundo real en ciertos ambientes.

El vampiro de la colonia Roma

Luis Zapata
(fragmento)

 

¡puta madre! ¿contarte mi vida? y ¿para qué? ¿a quién le puede interesar? además yo tengo muy mala memoria estoy seguro de que se me olvidarían un chingo de detalles importantes o bueno no importantes porque en realidad no creo que me haya pasado nunca algo deveras importante como a todas las gentes que les pasan cosas que de repente cambian sus vidas que se sacan la lotería o se casan o les llega una herencia o desde niños tocan el piano y de grandes van a ser grandes pianistas yo creo que no me tocó destino o si me tocó se me perdió en el camino y es que toda mi vida me la he pasado aquí en la ciudad ¿no? en las calles con mis amigos de vago si tu quieres trabajando a veces taloneando casi siempre en fin viendo cómo le hacía para subsistir ni siquiera tuve una infancia feliz digamos para recordar cuando esté ruco es más ni siquiera tuve infancia bueno claro que tuve infancia no seas pendejo lo que pasa es que cómo te diré como que todo se me ha olvidado como que todo se me escapa de las manos así como algo irreal claro te podría decir que nací en matamoros tamaulipas porque mis padres vivieron un año allá pero de eso ya no me acuerdo porque entons estaba yo muy chavito.

En este ejemplo hay un mayor trabajo de imitación de la lengua oral, se usan palabras propias de una charla entre personas que se tienen confianza, se indican las pausas de la plática mediante espacios en blanco en los renglones, como rasgo estilístico el escritor sólo usa minúsculas y omite la puntuación, salvo aquellos signos que indican entonación (de exclamación e interrogación).

Alumno: