Son palabras o significados nuevos que no existen en el diccionario, pero que se extienden en el uso lingüístico, especialmente en registros informales y en contextos familiares de comunicación. Los jóvenes son proclives a inventar sus palabras, muchas de ellas se mantienen mientras la generación crece, pero otras perviven en el tiempo hasta que finalmente son aceptadas por la Academia y se agregan al diccionario, en un proceso que tarda años. Muchas palabras de uso común son neologismos, se han inventado a través del uso de la lengua pero no están aceptadas en el diccionario y su empleo en situaciones formales de comunicación es incorrecto.
Ejemplos:
Por otro lado, en el caso de los neologismos, cabe decir que son precisamente estos inventos lingüísticos los que, al paso del tiempo, enriquecen a la lengua pues el
corpus léxico crece. La literatura es uno de los terrenos más fértiles para crear palabras o significados nuevos, los poetas son maestros en hacer esto. Sin embargo, en lo recomendable en la escritura formal universitaria es evitar el uso de palabras informales no aceptadas en el diccionario.
El DRAE define barbarismo como “Incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios. Extranjerismo no incorporado totalmente al idioma”, de donde se desprende que otra clase de vicios del lenguaje son, en primer lugar, los
errores de escritura o de pronunciación, algunos ejemplos son:
En segundo lugar, es barbarismo
usar vocablos de manera impropia, por ejemplo:
En tercer lugar las palabras que se usan en una lengua, pero que provienen de otro idioma, llamados
extranjerismos, se consideran barbarismos cuando es innecesario usar la palabra extranjera, pues existe una en español que nombra el mismo objeto. Por ejemplo:
Consiste en producir textos repetitivos porque se usa constantemente una misma frase o palabra. Esta situación denota que quien habla o escribe no posee un repertorio amplio de palabras o de estructuras, por lo que sus textos resultan monótonos.
En la lengua oral, y en situaciones muy familiares donde se usa un registro coloquial, es posible que el vocabulario se use de manera reducida, sin embargo nunca es lo deseable, y menos aún para un estudiante universitario. Por otro lado, en los textos formales propios de la universidad, es inaceptable un texto repetitivo y monótono por la pobreza de vocabulario de quien escribe.
Si retomamos el ejemplo
a) podemos corregir la pobreza de vocabulario sustituyendo por sinónimos, cambiando palabras o frases y conservando sólo lo que sea indispensable:
“Ya te dije que no puedo hacer nada, porque ayer traté de solucionar todo para que tú fueras de vacaciones y no lo logré”.