Introducción

Introducción

Las cuatro habilidades de la lengua (leer, escuchar, hablar, escribir) deben ser entendidas para su aprendizaje como un proceso. Es decir, como la construcción de un conocimiento, con base en una práctica continua y desde los desafíos que esa práctica impone cotidianamente en las aulas incluyendo, de manera central, la reflexión que exigen tanto la comprensión, como la producción de textos, sean estos orales o escritos.

En el caso de la producción escrita, lo que ya se trabaja con el resto de las habilidades, adquiere un mayor relieve. Si bien, cuando leemos, hablamos o escuchamos, hay una noción de proceso, esto adquiere su mayor sentido en la práctica de la escritura. Las diversas operaciones que realiza quien escribe favorecen distintos momentos de un proceso tan complejo como es el de escribir.

Escribir es una actividad recursiva, o sea, un ir y venir por el texto. La escritura no es un ejercicio lineal sino una actividad que nos obliga a reflexionar sobre las necesidades de un escrito para que diga lo que se propuso decir. Requiere detenerse en la producción textual ante las dificultades o progresos que alguien que escribe debe tener presente en el momento de la enunciación. En este sentido, un requisito indispensable para escribir con este carácter de recursividad, se relaciona con las lecturas que se realizaron previamente a la escritura.

Se lee porque se tiene que escribir, se escribe mientras se lee para no perder información" (Alcira, 2001).

Con este material tendrás una idea general sobre las etapas en que se divide el proceso de escritura de un trabajo académico.