La relación entre México y España, en este periodo de estudio fue muy conflictiva a pesar de que el ejército mexicano derrotó a las últimas tropas españolas que se mantenían en el país en la fortaleza de San Juan de Ulúa, Veracruz, en 1825; gracias al bloqueo naval que el ejército mexicano estableció con los buques financiados mediante los préstamos ingleses.
Fortaleza de San Juan de Ulúa, Veracruz.
Los principales conflictos con España fueron los siguientes:
Conspiración de 1827
A principios de 1827 el fraile Joaquín Arenas encabezó una conspiración para derrocar al gobierno mexicano y restaurar la soberanía española en México. Arenas fue derrocado y la conspiración desarticulada.
La conspiración fue el motivo para que el Congreso emitiera en 1827 la “Ley de Expulsión” de todos los españoles residentes en México, con la consecuente salida de la mayoría de los españoles, entre comerciantes y terratenientes llevando consigo su riqueza. Situación que afectó seriamente a la actividad económica de México.
Reconquista de 1827
El político liberal de origen vasco Eugenio de Aviraneta e Ibargoyen, organizó y dirigió en 1827 una expedición de reconquista, la cual tampoco tuvo éxito.
Expedición militar de 1829
La expedición militar del español Isidro Barradas en 1829 fue el conflicto más serio que enfrentó México con España. Debido a la política expansionista de España y con el pretexto de la expulsión de los españoles de México en 1827, Fernando VII promovió una expedición de reconquista. La expedición militar a cargo de Isidro Barradas en se organizó en la isla de Cuba (posesión española), integrada por cerca de cuatro mil soldados con municiones y armas suficientes para equipar a otros cuatro mil, y con medios de trasporte marítimo suficiente integrado por 40 buques de transporte, un navío, 2 fragatas, un bergantín y una goleta.
A finales de julio de 1829, el brigadier Barradas y su tropa desembarcaron en Cabo Rojo, al norte de Veracruz, donde proclamó una invitación a los soldados mexicanos a unirse a su causa y restaurar el gobierno de Fernando VII. Acción que provocó la respuesta del ejército mexicano al frente de los generales Antonio López de Santa Anna y Manuel Mier y Terán.
Las tropas mexicanas vencieron a las españolas a pesar de sus deficiencias en armamento y ayudados por las enfermedades tropicales endémicas, derrotándolos definitivamente en septiembre. Las tropas españolas regresaron a Cuba y Barradas firmó el “Convenio de Pueblo Viejo”, por el cual se comprometió a no volver a invadir a la República Mexicana.
El monarca español Fernando VII no se resignó a perder la que había sido su colonia más rica, anhelando su reconquista. El reconocimiento de la independencia de México se dio, después de la muerte del monarca, por la reina viuda María Cristina en representación de su hija Isabel II. En 1836 el ministro mexicano Miguel Santa María y el jefe de gobierno español firmaron en Madrid el Tratado de Paz y Amistad entre ambas naciones.
Tratado de Paz y Amistad con España 28 de diciembre de 1836 *
Documento que se refiere al reconocimiento oficial de la Independencia de México, por España (fragmento).
“Artículo 1. Su majestad la Reina Gobernante de las Españas, a nombre de su augusta hija doña Isabel II, reconoce como nación libre, soberana e independiente la república Mexicana, compuesta de los Estados y países especificados en su Ley Constitucional, a saber: el que se decía Capitanía General de Yucatán, el de las comandancias llamadas antes, de Provincias internas de Oriente y Occidente; el de la Baja y Alta California, y los terrenos anexos e islas adyacentes de que en ambos mares está actualmente en posesión la expresada República. Y su Majestad renuncia tanto por sí como por sus herederos y sucesores a toda pretensión al gobierno, propiedad y derecho territorial de dichos estados y países.”
El mismo año en que España reconoció a México como país independiente también lo hizo el Vaticano, en diciembre de 1836 con el “Tratado Santa María–Calatrava”, por el nombre de los firmantes. Aunque México mantuvo al catolicismo como religión de Estado desde el primer momento de su independencia con el Plan de Iguala, no fue suficiente para normalizar las relaciones con la Santa Sede.
Los diplomáticos son de suma importancia para establecer relaciones cordiales con los demás países. Durante el siglo XIX, el gobierno mexicano tuvo excelentes personajes dedicados a establecer los nexos con los países extranjeros y lograr el reconocimiento del país.
Principales diplomáticos mexicanos encargados de restablecer las relaciones internacionales: