Ejercicio 1

Identifica las distintas interpretaciones acerca del lanzamiento de la Bomba atómica

Propósito: Al finalizar este ejercicio serás capaz de identificar las características que definen un “hecho histórico”, así como las distintas interpretaciones que realizan los historiadores.
 
 
 

Víctima de la bomba atómica de Hiroshima, Japón 1945

Instrucciones: A continuación te presentamos distintos textos que hablan del lanzamiento de bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial

  1. Léelos con atención e identifica la procedencia del texto: ¿Se trata de una nota periodística o de un libro de historia? ¿Quién es el autor? ¿Cuándo fue publicado el texto?
  2. Posteriormente, realiza las dos actividades.
 

Washington, 6.- La bomba atómica es una realidad. El presidente Truman ha anunciado por mediación de la Casa Blanca que la bomba atómica ha sido utilizada por primera vez contra el Japón con una potencia igual a veinte mil toneladas de trinitrotolueno. Su poder explosivo es superior en dos mil veces al de la bomba británica “revienta manzanas”, de 10.000 kilogramos, que era hasta ahora la de mayor potencia.

La declaración presidencial añade que la nueva bomba está ya en producción y que se están preparando proyectiles todavía más potentes. “La bomba atómica –afirma la declaración- es la utilización del poder básico del universo. La primera bomba ha sido arrojada sobre la base japonesa de Hiroshima.”

[…] Truman añade que el uso de la bomba atómica significa que Estados Unidos está preparado para aniquilar con más rapidez  y eficacia todas las empresas productoras que el Japón tiene sobre la superficie. “Estamos decididos –subraya- a destruir por completo el poderío japonés para hacer la guerra y con el objeto de ahorrar al pueblo la destrucción total, se dio en Potsdam el ultimátum del 26 de julio. Sus dirigentes lo rechazaron. Si no aceptan ahora nuestras condiciones verán cómo la ruina llueve del aire en proporciones jamás conocidas. Tras este ataque, seguirán nuestras fuerzas de tierra y mar con un número y potencia que todavía no han visto y con una capacidad combativa que ya conocen muy bien.”

Fuente: La Vanguardia Española, 7 de agosto de 1945, p. 6

San Francisco, 7.- Radio Tokio ha divulgado un comentario oficioso acerca del empleo, por parte de los norteamericanos, de la bomba atómica, en el cual dice, entre otras cosas, que la utilización de este explosivo “es suficiente para estigmatizar al enemigo durante infinidad de años y edades como destructor de la humanidad y el enemigo público número uno de la justicia social.”

El comentario, reproducido por la Agencia United Press, declara más adelante: “Al emplear la nueva arma, destinada a la matanza de niños inocentes, los norteamericanos han abierto los ojos al mundo sobre su naturaleza sádica. ¿Qué es lo que ha impulsado al enemigo a recurrir a semejante táctica bestial, que revela cuán fino es su barniz de civilización? Está claro: su impaciencia ante el lento progreso de la tan cacareada invasión de la metrópoli japonesa.” –EFE.

Fuente: La Vanguardia Española, 8 de agosto de 1945, p. 5.

Guam, 10.- La segunda bomba atómica, arrojada sobre Nagasaki, ha causado gravísimos daños, aunque todavía no se pueden apreciar detalles, ya que la ciudad se encuentra aún cubierta por una espesa nube de humo, declara un comunicado oficial. Las fotografías tomadas seis horas después del ataque –añade el parte- muestran que las columnas de humo se elevaban entonces a una altura de seis kilómetros, pudiendo distinguirse algunos de los incendios. –EFE.

Fuente: La Vanguardia Española, 11 de agosto de 1945, p. 6.

Washington, 19, 11 noche. (Especial para LA VANGUARDIA).- El Japón ha pedido la paz y ha informado oficialmente a Moscú que se rinde, acogiéndose a los términos que Estados Unidos, Inglaterra y China le ofrecieron hace tres semanas, por conducto del llamado ultimátum de Potsdam. Este ultimátum estatuye en sus puntos básicos que el Japón quedará reducido al territorio de sus islas metropolitanas, con pérdida incluso, de Corea y entrega de su escuadra y aviación, disolución de todas las fuerzas militares, destrucción de su industria de guerra y ocupación temporal del país por los ejércitos aliados. El ultimátum de Potsdam no determina concretamente sobre materia dinástica, es decir, si el emperador Hiro Hito puede o no puede continuar en su puesto, o más claro aún, si los vencedores tolerarán en el futuro la existencia de una institución imperial nipona, punto importantísimo para que la rendición cuaje.

[…] En Washington, desde muy temprano, en la mañana de hoy, una excitada muchedumbre sitia Pennsylvania Avenue, donde se yergue el Palacio de la Casa Blanca, residencia del presidente Truman. Esta gente aguarda allí de pie, con febril gozo, el histórico anuncio de la paz. Entretanto, anticipada celebración, toda la ciudad poco a poco se va engalanando de banderas y colgaduras.” –Francisco Lucientes.

Fuente: La Vanguardia Española, 11 de agosto de 1945, p. 6.

El 6 de agosto se arrojó una bomba sobre Hiroshima y el 9 otra sobre Nagasaki. El gobierno japonés ya había estado considerando la posibilidad de llegar a una paz negociada, a la que los jefes militares se oponían aduciendo que era mejor entablar las negociaciones después de que los americanos hubieran comenzado la invasión; en este caso (al menos así lo esperaban) los americanos tendrían que matizar su petición de una rendición incondicional ante las pérdidas que los japoneses pensaban infligir a los invasores. La bomba nuclear vino a reforzar la postura de los políticos civiles; el emperador –en contra de los militares- y el gobierno japonés (por una estrecha mayoría), decidieron rendirse […] Los ataques nucleares provocaron más de 70.000 muertos en Hiroshima y unos 35.000 en Nagasaki; el ataque contra Nagasaki probablemente no está justificado en absoluto. Según la terrible aritmética de la guerra, el empleo de la bomba estaba justificado: de no haberse producido, Japón probablemente no se habría rendido hasta que la aviación de los Estados Unidos hubiera matado a más japoneses aún y, posiblemente, hasta que la invasión hubiera causado a las tropas americanas y japonesas un número de bajas aún mayor. El empleo de la bomba atómica puso de manifiesto la posibilidad de que pronto la humanidad sería capaz de destruirse a sí misma: el mundo contemporáneo había comenzado.

Fuente: Parker, R. A. C. (2000). El siglo XX. Europa 1918-1945.
México: Siglo XXI editores. 403-404.

Con el bombardeo de ciudades japonesas, continuaba la estrategia de bombardeos de saturación para destruir la moral de los civiles; una noche, un bombardeo sobre Tokio se cobró ochenta mil vidas. Más tarde, el 6 de agosto de 1945, apareció el solitario avión americano en el cielo de Hiroshima. Lanzó la primera bomba atómica, que mató a unos cien mil japoneses y dejó decenas de miles muriendo lentamente por los efectos de la radiación. La bomba también mató a doce aviadores americanos que estaban en las cárceles de Hiroshima, un hecho que el gobierno norteamericano jamás ha admitido oficialmente. Tres días después, lanzaron sobre la ciudad de Nagasaki una segunda bomba atómica, que mató a unas 50 000 personas.

La justificación ofrecida para tales atrocidades era que las bombas atómicas acabarían rápidamente con la guerra y no sería necesario invadir Japón. El gobierno norteamericano decía que dicha invasión costaría un enorme número de vidas –un millón, según el secretario de Estado, Byrnes […] Estos cálculos de las bajas en caso de invasión se los sacaron de la manga para justificar las bombas sobre Japón, que a medida que se iban conociendo sus efectos, horrorizaban cada vez a más gente.

[…] Si los norteamericanos no hubieran insistido en la rendición incondicional, es decir si hubieran querido aceptar como condición para la rendición que el emperador –una figura sagrada para los japoneses- continuara donde estaba, los japoneses habrían aceptado parar la guerra.

¿Por qué Estados Unidos no dio ese pequeño paso para salvar vidas, tanto americanas como japonesas? ¿Era porque habían invertido demasiado dinero y esfuerzo en la bomba atómica como para no lanzarla? ¿O era –como ha sugerido el científico británico P.M.S. Blackett (en su libro Fear, War, and the Bomb)- que Estados Unidos ansiaba lanzar las bombas  antes de que los rusos entraran en la guerra contra Japón?

Los rusos (que oficialmente no estaban en guerra con Japón) habían acordado secretamente que entrarían en guerra noventa días después del fin de la guerra europea. Ese día resultó ser el 8 de marzo, de tal forma que el 8 de agosto, se esperaba que los rusos declararan la guerra a Japón. Pero para entonces, ya habría que haber lanzado la gran bomba y, al día siguiente, la segunda en Nagasaki. Japón se rendiría así ante Estados Unidos, no ante Rusia. Estados Unidos sería quien ocupara el Japón de la posguerra.

Fuente: Zinn, H. (2008). La otra historia de los Estados Unidos,
México: Siglo XXI editores. 313-315.

Ahora está claro que el lanzamiento de las bombas atómicas en 1945 marcó un momento decisivo en la historia militar del mundo, tanto que uno pone en duda la viabilidad de la Humanidad si un día se produjese una guerra con armas nucleares entre las grandes potencias. Sin embargo, en el contexto de las campañas de 1945, no fue más que uno de una serie de instrumentos militares que podían emplear los Estados Unidos para obligar al Japón a rendirse. La triunfal campaña submarina norteamericana amenazaba con matar de hambre al Japón; los enjambres de bombarderos “B-29” estaban reduciendo a cenizas sus pueblos y ciudades (la “incursión” sobre Tokio de 9 de marzo de 1945, causó, aproximadamente, 185.000 víctimas y destruyó 267.000 edificios), y los planificadores norteamericanos y sus aliados estaban preparando una invasión masiva de las islas japonesas propiamente dichas. Los complejos motivos que, a pesar de ciertas reservas, llevaron a tomar la decisión de lanzar la bomba –el deseo de salvar vidas aliadas, la intención de hacer una advertencia a Stalin, la necesidad de justificar los enormes gastos del proyecto atómico- son todavía hoy objeto de debate […] La devastación infligida a Hiroshima, junto con la caída de Berlín en manos del Ejército Rojo, no sólo simbolizaron el final de otra guerra, sino que marcaron también el principio de un orden nuevo en los asuntos mundiales.

Fuente: Kennedy, P. (1989). Auge y caída de las grandes potencias.
Barcelona: Editorial Plaza y Janés, 442.

 

Actividad 1

¿Cuáles de estos textos se refieren a los acontecimientos de Hiroshima y Nagasaki en 1945 como “hechos históricos”? Argumenta tu respuesta tomando en cuenta la definición de “hecho histórico” que se ofreció anteriormente. Al finalizar haz clic en el botón compara para recibir retroalimentación.
 
Retroalimentación
Los textos 5, 6 y 7 refieren el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas como “hechos históricos” puesto que sus autores, historiadores todos, interpretaron este acontecimiento dentro de un contexto temporal amplio y le otorgaron un sentido histórico; analizaron los motivos, causas y consecuencias de estos bombardeos, el cambio que produjeron en relación a las formas hasta entonces aceptadas de hacer la guerra, así como en la situación geopolítica de las potencias de mediados de siglo; y explicaron estos hechos dentro del contexto histórico-político en que se produjeron. Los textos 1 a 4 sólo son una muestra de las notas periodísticas que se publicaron en la prensa española con el objeto de informar a los lectores sobre los bombardeos y que, por ser contemporáneas a los hechos, no mencionan su impacto y relevancia a un nivel histórico, ni explican a profundidad el porqué se realizaron, ni los cambios que propiciaron.
 
 

Actividad 2

Los textos 5, 6 y 7 manifiestan distintas interpretaciones sobre los motivos que llevaron a Estados Unidos de América a lanzar las bombas atómicas, así como sobre los cambios que propiciaron a largo plazo. En las siguientes columnas anota la interpretación de cada autor para que puedas compararlas al final.
 
 
 
Retroalimentación

Texto 5. Parker señala que, aunque el gobierno japonés estaba considerando negociar la paz antes de los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki, los jefes militares querían aplazar la decisión. Por esta razón Estados Unidos se vio obligado a lanzar las bombas, pues ello evitaría que hubiera más muertos, tanto japoneses como estadounidenses. Sin embargo, el autor señala que el ataque a Nagasaki no estuvo justificado. Parker menciona también que el uso de la bomba atómica marcó el inicio del mundo contemporáneo y la posibilidad de que la humanidad se autodestruyera en caso de una nueva guerra nuclear.

Retroalimentación

Texto 6. Zinn comenta que el lanzamiento de las bombas atómicas no tuvo que ver con el deseo del gobierno estadounidense de acabar rápidamente con la guerra y evitar así que hubiera más muertes. Por el contrario, los bombardeos fueron motivados por razones distintas: Zinn sugiere que Estados Unidos quería probar la bomba atómica, así como evitar que Japón se rindiera ante Rusia. Los bombardeos permitieron entonces a Estados Unidos tener el control de Japón y de las islas del Pacífico.

Retroalimentación

Texto 7. Kennedy apunta que el lanzamiento de las bombas atómicas marcó un momento decisivo en la historia militar. Al igual que Parker, Kennedy considera que a partir del momento en que empezaron a usarse armas nucleares apareció el peligro de la destrucción de la humanidad. También comenta que este acontecimiento simbolizó el fin de la guerra y el principio de un nuevo orden mundial. Con respecto a los motivos por los que Estados Unidos lanzó las bombas, el autor señala varias posibilidades sin comprometerse con ninguna. Sin embargo, deja abierta la pregunta de si en realidad era necesario lanzar las bombas, pues los aliados ya estaban llevando a cabo otras estrategias para obligar a Japón a rendirse.

 
Para comparar tu respuesta debes concluir el ejercicio.

Alumno: