Adecuación
Es la propiedad del texto que tiene que ver con el sentido comunicativo que quiere dársele al mensaje específico de que se trate. Para ello, es recomendable que el enunciador tenga claro a qué enunciatario se dirige. Además, debe tener bien definido el propósito del mensaje que quiere producir: explicar, conmover, persuadir, demostrar. Por último, quien produce el texto debe utilizar el registro* apropiado al ontexto en el que se produce el mensaje. Esto último significa considerar el lenguaje y el vocabulario apropiado a los fines comunicativos.
De esta manera, habrá textos que pueden considerarse como adecuados para el ámbito académico y otros que se utilizan en espacios específicos como redes sociales (por ejemplo). La diferencia entre uno y otro está en los fines que se persiguen y, desde luego, en los matices: el tipo de lenguaje que se utilice y el sentido que se dé al mensaje en su conjunto.
¿Cómo adecuar un texto?
Lo importante, cuando se trata de adecuación, es entender que es a partir de un contexto determinado que el enunciador define el rumbo de su acción y, por ejemplo, las palabras que utilizará para hablar o, incluso, el tono en que lo hará. Así, cuando se produce un texto oral o escrito hay que tener bien claro “en donde se está parado”, quién es el enunciatario o enunciatarios y, desde luego, cuáles son los propósitos comunicativos que se persiguen.
Ejemplo texto académico
Veamos un ejemplo de texto adecuado al ámbito académico (fragmento):
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Se trata de un texto en el que el lenguaje va dirigido a un lector riguroso. Se trata de un lenguaje sobrio, con un vocabulario en el que prevalecen cierto tipo de palabras que podrían considerarse “serias”. Además, hay referentes y contextos que deben conocerse para que el sentido del texto sea entendido a cabalidad (Mito de Teseo).