Finanzas públicas

Finanzas públicas en el México Independiente 1821-1854

México nació a la vida independiente reconociendo las deudas contraídas por el gobierno virreinal desde el 17 de septiembre de 1810 hasta el 27 de septiembre de 1821. A lo anterior se sumó el hecho de que los ingresos no eran suficientes para los gastos de la administración pública. Es decir, se atravesó por una época de escasez de capitales, principalmente de capital líquido. De inmediato se recurrió a los préstamos con Gran Bretaña. El gobierno mexicano obtuvo préstamos en Londres.

Un importante préstamo fue el otorgado por la Casa Goldschmidt en 1824 por 3,200,000 libras esterlinas, equivalentes a 16 millones de pesos, que entre intereses, comisiones y deducciones varias sólo se percibieron 5,686,197 pesos, es decir, ¡un tercio del total del préstamo! Se solicitó otro empréstito con la Casa Barclay por la misma cantidad y se obtuvo en seguida sumando un total de 32 millones de pesos; lo cual ocasionó un pago elevado de intereses que tampoco se pudo cubrir.

Esa situación orilló a solicitar más préstamos: ¡ahora para pagar el servicio de la deuda! Este escenario fue aprovechado por prestamistas especuladores o agiotistas que prestaban dinero al gobierno a plazos largos, beneficiándose económica y políticamente; generando un círculo vicioso y pernicioso en contra de los fondos públicos que cada vez se veían más limitados por las enormes obligaciones del gobierno hacia el pago por concepto de deuda.

Primeras monedas del México independiente







Oro: Esta moneda hacía alusión a Iturbide como emperador y al reverso aparecía un águila coronada. Se mantuvo vigente hasta 1897.









Plata: El reverso con el escudo más parecido al actual apareció con las monedas de plata que se acuñaron como propias de México independiente desde 1824.

Con lo visto hasta aquí, podemos observar que con la independencia política no se realizó un cambio en la estructura económica del país.

Lo relativo al comercio, tanto sus métodos como sus sistemas reprodujeron los mismos del régimen colonial. En la teoría se hablaba de un comercio libre y abierto a todas las naciones, pero en la práctica se aplicaba una política muy proteccionista que prohibió que entraran los artículos que se producían o que se producirían dentro del país, para evitar que las mercancías extranjeras desplazaran a las nacionales. Por otra parte, se pensó que cobrando altos impuestos al comercio y solicitando dinero prestado a otro país se obtendría capital suficiente para impulsar una industria nacional. En la realidad no sucedió así, debido a que fue imposible obtener impuestos del comercio interno, la deuda externa se despilfarró en otros sectores menos en inversión y los impuestos provenientes de comercio exterior no fueron suficientes para financiar a la industria.