Campo

El campo mexicano en la segunda mitad del siglo XIX


Litografía “La cosecha” del Atlas Geográfico de Antonio García y Cubas.

Uno de los principales proyectos de liberalización económica se llevó a cabo en el campo mexicano y en este proceso destacan dos fases principales:

  1. La época de la Reforma, cuando se expiden la Ley Lerdo y la Ley de Desamortización de Bienes Eclesiásticos.

  2. El Porfiriato, cuando se expiden distintas leyes de deslinde, de baldíos y de colonización.

Con el objetivo de forjar una sociedad de mercado formada por individuos productores y consumidores, así como para aumentar la productividad y romper el monopolio de la Iglesia sobre la tierra, el ministro de Hacienda, Miguel Lerdo de Tejada expidió una ley –la Ley Lerdo- que prohibía a las corporaciones civiles y eclesiásticas poseer o administrar bienes raíces para su beneficio particular. El rompimiento del poder de la Iglesia sobre las tierras se justificaba en términos del proceso de secularización; la separación del Estado y la Iglesia y el monopolio económico que ejercitaba desde tiempos coloniales.

Por otro lado, se consideraba que las comunidades indígenas eran un obstáculo para construir una sociedad progresista, moderna y capitalista. La mayoría de los liberales estaban convencidos de que el indígena era un ser inferior y que necesitaba orientación y educación para que se apropiara de los principios capitalistas y valores burgueses “superiores”. Desde esta perspectiva, la conversión de la tierra comunal en tierra privada aseguraría que el propietario indígena se responsabilizara más de la producción y que compitiera con los otros en el mercado; asimismo era necesario destruir la comunidad y fraccionarla en propiedades.

“Uno de los mayores obstáculos para la prosperidad y engrandecimiento de la nación es la falta de movimiento o libre circulación de una gran parte de la propiedad raíz, base fundamental de la riqueza pública.

Miguel Lerdo de Tejada

 

La Ley Lerdo rompió el monopolio de la Iglesia mexicana, pero más que nada atacó la propiedad comunal de los indígenas, prevaleciente en la zona centro y sur del territorio nacional. No obstante, por falta de compradores, la venta de las nuevas propiedades favoreció un proceso de concentración de riquezas: ricos comerciantes, terratenientes y hacendados lograron despojar a miles de indígenas de sus tierras y concentrar grandes extensiones de propiedades (tierras, aguas, etc.), generando así nuevos monopolios.

En el contexto de la Guerra de Reforma, se promulgó en 1859 la  nacionalización de los bienes de la Iglesia sin retribución. Fue una radicalización del proyecto liberal-capitalista; la expropiación sin pago en realidad fue una violación directa del derecho de propiedad. Este mismo hecho promovió nuevamente la concentración de las riquezas y poco reforzó la formación de pequeños propietarios o clase media.

Ley de nacionalización de los bienes del clero regular y secular 1859 (fragmento)*

 
  • Art. 1. Entran en dominio de toda la nación todos los bienes que el clero secular y regular ha estado administrando con diversos títulos, sea cual fuere la clase de predios, derechos y acciones en que consistan, el nombre y la aplicación que haya tenido.

  • Art. 2. Una ley especial determinará la manera y forma de hacer ingresar al tesoro de la nación todos los bienes de que trate el artículo anterior.

  • Art. 5. Se suprimen en toda la República las órdenes de los religiosos regulares que existen, cualquiera que sea la denominación o advocación con que se hayan erigido, así como también todas las archicofradías, congregaciones o hermandades anexas a las comunidades religiosas, a las catedrales, parroquias o cualesquiera otras iglesias.

Palacio de gobierno general en Veracruz, a 12 julio de 1859

 

Propiedad del Territorio en la segunda parte del siglo XIX

Puedes revisar el mapa "Propiedad del territorio en la segunda parte del siglo XIX" en el Atlas Histórico de México.

Durante el Porfiriato la liberalización recibe un impulso fuerte: entre 1883 y 1910 se promulgaron una serie de leyes que pusieron a la venta tierras que se consideraban baldías o vírgenes. Estas leyes modificaron profundamente la estructura agraria del país; mientras que en la primera mitad del siglo XIX aproximadamente el 40% de las tierras del centro y sur del país eran comunales y solamente representaban el 5%, en 1910, 11 mil grandes propietarios disponían de más de la mitad del territorio nacional.

Una de las primeras acciones para la liberalización fue la “Ley de Deslinde y Colonización de Terrenos Baldíos”, promulgada el 15 de diciembre de 1883. Esta ley fue una extensión de la Ley Lerdo y afectó a 49 millones de hectáreas entre los años 1884-1907, beneficiando a los terratenientes.

Con ella, “numerosas tierras declaradas “baldías” eran propiedad de comunidades indígenas, y fueron incorporadas a las zonas deslindadas sin que sus auténticos dueños pudieran hacer valer sus derechos, pues muchos carecían de títulos de propiedad, y en los casos en que tal documento existiera, no correspondía a la normas vigentes, desconocidas por la mayoría de los indígenas, cuya ignorancia al respecto era aprovechada por los especuladores para invalidar los títulos de propiedad”.*

Como refiere Ma. Eugenia Martínez Lira, además de desarrollar relaciones inhumanas de trabajo, los latifundistas se caracterizaron por  despojar de su tierra a los pueblos indígenas que estaban bajo un sistema de represión por la presencia de las fuerzas rurales en vigilancia constante: “El resultado de este despojo, además de la concentración latifundista de la tierra, fue el crecimiento gigantesco del número de peones agrícolas que para 1910 eran más de 3 millones a cambio de tan sólo 840 grandes hacendados”.*

Hacia 1889, 29 personas representaban las compañías deslindadoras (las que obtuvieron las tierras baldías), entre ellos estaban altos funcionarios como Manuel Romero Rubio, Secretario de Gobernación y suegro del presidente, así como el futuro Secretario de Hacienda José Yves Limantour y el gobernador del Estado de Chihuahua Luis Terrazas (del linaje Terrazas-Creel).

 

Distribución de haciendas y ranchos en 1910

Puedes revisar el mapa "Distribución de haciendas y ranchos en 1910" en el Atlas Histórico de México.

Francisco (Alonso de) Bulnes (1847-1924) señaló que:

la venta a 28 favoritos de 50 millones de hectáreas de tierras muy fértiles traspasadas a empresas extranjeras; entrega a Luis Huller, alemán estadounidense, de la mitad de Baja California; cesión por nada a Hearst de 3 millones de hectáreas en Chihuahua; otorgamiento de concesiones cupríferas a Greene en Cananea; concesión de tierras tropicales para siembra de hule a J. Rockefeller y a Nelson Aldrich; despojo de los montes de varios pueblos para establecer la fábrica de San Rafael.*

 

Al mismo tiempo los hacendados y sociedades privadas obtuvieron concesiones para explotar el agua de los mantos acuíferos, pozos, ríos y para construir los canales de irrigación. En algunos casos extremos se les otorgaba el derecho de uso de todo el curso de agua en una cuenca y se les permitía prohibir la extracción de agua por parte de los pueblos locales. Así “la compañía Agricultora Limitada del Tlahualilo expulsó a toda la población indígena del valle del río Nazas”.* Si encontraban minerales o sales en sus tierras se convertían automáticamente en propietarios del subsuelo y se les exentaba del pago de impuestos durante un periodo de 15 años.

Muchas haciendas producían productos para la exportación, como tabaco, henequén, azúcar, café, etc., al mismo tiempo era necesario importar maíz para medio satisfacer las necesidades apremiantes de una población rural desposeída y profundamente descontenta, que formaba la mayoría de la sociedad.

 

Principales cultivos durante el Porfiriato

 

Evolución de la producción agrícola, productos seleccionados 1852-1910*

  Toneladas Números índice (1877 = 100)
  1877 1852 1877 1892 1907 1910
Maíz 2.730.622 26 100 51 78 n.d.
Frijol 210.068   100 39 76 n.d.
Cebada 232.334   100 45 62 n.d.
Trigo 338.683 30 100 62 86 n.d
Caña 629.757 5 100 151 303 398
Algodón 25.177   100 50 134 173
Henequén 11.383   100 535 984 1.132
Café 8.161   100 235 359 343
Tabaco 7.504 100 100 95 233 243
Garbanzo 11.475   100 108 338 319
El cuadro toma como base el tonelaje producido en 1877 y ofrece números índice para distintos años entre 1852 y 1910. Las cifras de 1852 provienen de una vaga estimación, y las de 1877 sobreestiman gruesamente la producción sobre todo en granos básicos. Aun así, en términos general es posible observar una tendencia ascendente en la producción de casi todos los artículos, más clara entre 1892 y 1907.
 

En términos de producción los bienes más requeridos en el mercado nacional eran el maíz y el trigo, no obstante, México no logró la autosuficiencia e importaba estos bienes de consumo básico de los Estados Unidos.

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