Dioses y culto religioso en Mesoamérica
Principales dioses en Mesoamérica
Los dioses mesoamericanos representan diferentes elementos del cosmos, de la naturaleza y las actividades humanas. En el panteón mesoamericano hay dioses que simbolizan los astros como el Sol, la luna, el planeta Venus y los dioses de la tierra, el viento, la lluvia, el agua y el fuego, así como dioses que representan a las plantas como el maíz y el maguey.
Con el desarrollo de las distintas civilizaciones mesoamericanas, se llegó a una concepción muy compleja del universo. Los dioses se diversificaron y se estratificaron, unos eran más importantes que otros. Así, la religión, reflejaba la evolución de las sociedades mismas y su creciente jerarquización social.
Al mismo tiempo ese panteón era una imagen de la estructura social de las culturas mesoamericanas; hay dioses que representan a los grupos étnicos, a ciudades, barrios, guerreros, campesinos, escuelas y dioses que representan el quehacer humano: la agricultura, la guerra, el comercio, la caza, la pesca, la metalurgia, la maderería, la cocina, etc.
Las deidades son generalmente personificaciones humanas. Algunas representan animales, como la serpiente emplumada (cuya más antigua representación es olmeca) o el dios de la tierra que es un tipo de dragón o cocodrilo; en la cultura maya la serpiente se relaciona con el agua y la lluvia y la tortuga simboliza el rayo y el relámpago.
Los gobernantes y guerreros tuvieron una relación especial con el jaguar; en múltiples representaciones en esculturas, paredes, pinturas, objetos de cerámica y códices sobresalen los hombres-jaguar. Éstos son símbolos de poder y de gobierno, de fiereza y valentía, y se relacionan con la noche y el inframundo, con la agricultura y la fertilidad de la tierra y hasta con la destrucción y la muerte.
Algunas de las principales deidades, no son únicos ya que los dioses se desdoblan, tienen funciones y representaciones diferentes. Además es fundamental la dualidad: así para los mexicas el dios Ometéotl representaba un lado masculino Ometecuhtli y femenino Ometecihuatl como creador del universo y al ser humano; Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl simbolizan los alimentadores de la humanidad.
Deidad/Cultura | Nahua | Maya | Zapoteca | Mixteca |
Deidad de la luna | Meztli | Ix U o Ixchel | Ñuhu Yoo | |
Deidad del Sol | Tonatiuh | Ak´ Kin o K’inich Ajaw | Copijcha Tlatlauhaqui | Taandoco, Ñuhu Nchikanchii |
Deidad de la lluvia y el trueno | Tláloc | Chac | Pitao Cocijo | Ñuhu Savi o Dzahui |
Serpiente emplumada | Quetzalcoátl | Kukulkán o Gucamatz | Coo Dzahui | |
Deidad del fuego | Huehuetéotl | Ka’wil | Cosana | Ñuhu Nchikanchii |
Deidad del maíz | Centéotl | Yum Kaax o Nal | Pitao Cozobi | Cohuy |
Deidad del inframundo | Mictlantecuhtli | Ah Puch o Yum Cimil | Pitao Pecelao | Q Cuañe |
Asimismo sería un error grave de equiparar a los dioses mesoamericanos con los griegos (Tezcatlipoca con Jupiter, Huitzilopochtli con Hércules, etc.). El historiador Alfredo López Austin señala que en Mesoamérica las divinidades “no tenían una individualidad absoluta: se fundían y se desdoblaban; cambiaban de atributos y de nombre según las circunstancias; sus personalidades se transformaban constantemente siguiendo la dinámica del contexto”. Los dioses no eran claramente definidos y tampoco predicaban o convertir como los dioses cristianos, simplemente eran la encarnación de fuerzas de la naturaleza y de conceptos filosóficos.
Culto religioso
La vida de los pueblos mesoamericanos estuvo perpetrada por la religión: el nacimiento, la muerte, el trabajo, las fiestas, la arquitectura, el arte, la guerra estuvieron marcados por ella. Se veneraba a los dioses a través de ídolos o sus representantes en la tierra; los sacerdotes quienes en las ceremonias se ataviaban a imagen y semejanza de los dioses. También había objetos sagrados como reliquias de dioses como navajas de pedernal, puntas de maguey, los palos para sacar fuego, espejos o cañones de pluma lleno de ceniza, todos ellos relacionados con los mitos sobre los dioses.
Las grandes ciudades-estado mesoamericanas fueron además de centros administrativos y culturales concebidos como centros de culto que vinculaba la sociedad con el orden cósmico. En las sociedades altamente jerarquizadas se edificaron grandes monumentos en honor a los elementos naturales y los dioses.
El culto religioso se administraba por una casta sacerdotal que controlaba el calendario y la escritura con el objeto de predecir los fenómenos naturales como el movimiento solar y lunar y el de Venus, así como los eclipses y los cambios estacionales. Uno de los primeros grandes urbes fue la Venta en la época preclásica; en ésta se construyó a lo largo de un eje que corre de norte a sur y se establecieron monumentos en cada uno de sus lados; pirámides de barro, altares tallados en piedra; tumbas, colosales cabezas y otras esculturas. La presencia de grandes plazas en estos centros parece indicar que las ceremonias se realizaban al aire libre. En el centro de las plazas se construían plataformas de tierra revestidas de piedra, los basamentos piramidales, cuerpos escalonados cuyas plantas podían ser regulares o irregulares, circulares u ovales.
La gran mayoría de las ciudad-estado mesoamericanas (una gran excepción es Teotihuacán) contaban con frontones o tlachtli, estructuras alargadas en forma de “I” donde se practicaba el juego de la pelota (o ulama del náhuatl ullamaliztli, juego con pelota de goma). El “juego” representaba sin duda los acontecimientos de los mitos cosmogónicos que habían protagonizado los héroes y los principales dioses.
Uno de los temas más polémicos en la historiografía es la cuestión del sacrificio humano. Encontramos tendencias de negación, exageración y la simple aceptación de este fenómeno mesoamericano. El sacrificio humano está documentado tanto por los códices como la iconografía en general, especialmente la azteca y las inscripciones mayas. Además, existen los relatos de los conquistadores españoles, los misioneros y los hallazgos recientes en arqueología.
¿Por qué era el sacrificio humano un aspecto esencial del culto religioso en Mesoamérica? En su origen el sacrificio humano fue una manera de muerte ritual (no siempre se arrancaban corazones- también se desangraba el cuerpo) que permitía mantener la vida y prolongarla después de la muerte. El sacrificio estuvo ligado con rituales de fertilidad, del nacimiento del cosmos, pero naturalmente eran muestras de poder y de subyugación de las víctimas.
Ahora realiza el ejercicio 5.