Conformación de Estados

La conformación de los Estados latinoamericanos

El surgimiento del Estado moderno en América implicaba que no solamente se diera un desplazamiento de las viejas instituciones, sino su completa renovación, su predominio con las nuevas autoridades de la nación, creando un orden social nuevo (liberal, burgués y capitalista), al eliminarse las viejas formas estamentales de origen feudal del periodo colonial mediante un triple proceso revolucionario: revolución liberal, revolución burguesa y revolución industrial. Para las recién independizadas naciones, esto resultaría un proceso de largo plazo, con avances y retrocesos, que tomó aproximadamente todo el siglo XIX dada la complejidad en las estructuras políticas, económicas y sociales que existían en Latinoamérica.

Familia de la oligarquía mexicana en el siglo XIX

Así, la historia de la construcción de los Estados nacionales latinoamericanos debe de ser revisada a partir del conocimiento de la estructura económico-social, la cual se vio reflejada en las características que asumirá la superestructura jurídico-política a partir del juego de fuerzas que se disputaban el poder.

Otro factor importante fue que debido a lo anterior y al atraso del proceso industrial en las economías de la región, no se logró consolidar una burguesía nacional que pudiera impulsar dicho proceso; en cambio lo que se gestó fue la formación de sectores terratenientes, pequeño burgueses, o sectores oligárquicos que se nutrieron de algunos miembros que ya profesaban las llamadas profesiones liberales (abogados, doctores, profesores) y que se unieron a los grupos militares a fin de consolidar una fuerza que los llevara a la toma del poder del gobierno.

Para la gran mayoría de los países en América Latina la conformación se realizó con constantes conflictos por regiones, los cuales buscaban proteger la forma de desarrollo económico que habían establecido. Así, la mayor parte de las tierras quedaron en manos de minorías criollas o de la Iglesia, y se conservaron y reforzaron las formas de explotación “esclavistas y serviles” y se intensificó el aislamiento de las distintas zonas que conformaban cada uno de los países recién independizados.

Aunado a lo anterior, la salida de grandes fortunas de los grupos peninsulares provocó una gran crisis monetaria y financiera en toda la región, que se tradujo en la falta de inversiones en aquellas ramas económicas que pudieran dar impulso al desarrollo capitalista. Para que veas dos ejemplos concretos de la cuestión regionalista en Argentina y Colombia, haz clic en los países mencionados.

En el caso de Argentina, cuando los grupos del interior (llamados unitarios) se enfrentan con los del litoral (llamados federales) por adjudicarse la conducción del recién país independizado. Dicho conflicto estaba fundado en las diferencias en el desarrollo económico, en donde los del litoral ya habían avanzado en el desarrollo capitalista y tenían una relación con el comercio internacional, principalmente con los ingleses, mientras que los del interior seguían utilizando y fomentando el mercado interno y su población manejaba una economía de subsistencia.

Un ejemplo más es lo que aconteció en la zona que comparten Colombia y Venezuela, que vio el fracaso del proyecto de la Gran Colombia, una vez que los grupos hegemónicos se disputaron la obtención del poder, lo que terminó con la separación para conformar a dos naciones diferentes. En el territorio de Colombia, al período comprendido entre 1810 y 1816 se le conoce como la “Patria Boba”, y se caracterizó por los intensos combates entre los independentistas para definir la forma de gobierno que el nuevo Estado debería tener. La lucha constante entre federalistas y centralistas condujo a un período de inestabilidad prolongada. Un hecho similar tuvo lugar en la independencia del Virreinato del Río de la Plata (Argentina), donde cada provincia así como algunas ciudades crearon sus propias juntas, que se declararon independientes unas de otras. Aunque la Junta de Bogotá se denominó a sí misma "Junta Principal del Nuevo Reino de Granada", el territorio continuó dividido políticamente, porque después, ciudades más pequeñas crearon sus propias juntas, que pretendía ser independiente de la junta de la capital de provincia y esto llevó a los conflictos militares.

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