La educación en México durante la segunda mitad del siglo XIX
La educación fue un proyecto fundamental en el proceso de construcción del Estado nacional. Existía el deseo de aumentar el número de escuelas y de niños asistentes; sin embargo, debido a los conflictos internos y externos resultó difícil organizar los recursos necesarios para la edificación de escuelas, para capacitar docentes y mantener una institución educativa a nivel nacional.
El artículo tercero constitucional de 1857 planteaba que la enseñanza era “libre”. La interpretación de este término no resultó tan fácil: para algunos significaba que el Estado no intervendría en la educación; para otros significaba que abría la puerta para enseñar cualquier cosa y los clérigos consideraban que se atacaba su monopolio sobre los contenidos.
Salón de clase de una primaria en Tetela, Puebla ca. 1900. (Sinafo, CONACULTA-INAH).
El problema con la cual se enfrentaban es que aún no había las condiciones para establecer una política educativa consolidada ni tampoco un modelo educativo bien definido; en estos años la escuela pública adoptó el sistema lancasteriana, en el que la educación era una tarea compartida entre el docente y los alumnos mayores, quienes enseñaban sus saberes a los pequeños. Mientras tanto, las familias ricas pagaban tutores o enviaban a sus hijos a escuelas particulares; mientras que los jóvenes de clase media estudiaban con las “Amigas”, viudas y solteras que enseñaban a cambio de una cuota.
En la segunda parte del siglo XIX destacan tres etapas en el desarrollo del sistema educativo mexicano: