Las letras en México durante la segunda mitad del siglo XIX
La literatura tuvo un desarrollo importante en la época de la Reforma liberal y el Porfiriato. Señala el profesor Oscar Mendoza que:
la literatura del periodo se escribe con el fin de destacar qué es lo mexicano. Este discurso es propio de las élites ilustradas del Porfiriato y su importancia es que, al destacar con precisión y pasión las características de México como nación, puede entonces compararse y ubicarse en un contexto mundial, cuyo referente inmediato, no sólo por los elementos de la cultura, sino también por las relaciones comerciales, es Francia.*
A caer el Segundo Imperio de Maximiliano, con el impulso de Ignacio Manuel Altamirano (1834-1869), se funda el periódico literario “El Renacimiento” (1869) que reúne a tres generaciones de escritores: los mayores Guillermo Prieto, Manuel Payno e Ignacio Ramírez; los de mediana edad como el mismo Altamirano y Vicente Riva Palacio; los jóvenes Justa Sierra Méndez y Juan de Dios Peza.
A pesar de que sus integrantes fueron todos del grupo liberal se logró, por vez primera, dejar del lado diferencias políticas y colaboraron conservadores, imperialistas, republicanos y liberales en su desarrollo. Con este proyecto se dio una fuerte impulso a la reconciliación nacional y se fundaron asociaciones culturales que aglutinaban todos los sectores políticos en diferentes ciudades de la nación como la Academia Mexicana (1875), la Sociedad Filarmónica Mexicana (1867) y se impulsaron nuevamente La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (originalmente de 1833) y el Liceo Hidalgo (fundado en 1850) que por la guerra y los conflictos políticos habían sido descuidados.
En ellas se dieron importantes discusiones literarias y se impulsó fuertemente la vida cultural mexicana. No obstante, a pesar de una creciente liberalización en las letras, los temas abordados tuvieron un enfoque conservador, resaltando la historia oficial de México y las costumbres y tradiciones mexicanas.
Portada del periódico literario El Renacimiento.
Novelistas mexicanos de la segunda mitad del siglo XIX
Ignacio Manuel Altamirano 1834-1893, indígena chontal, defensor del liberalismo, tomó parte en la revolución de Ayutla en 1854 contra el santanismo. Más tarde en la guerra de Reforma y combatió contra la invasión francesa.
Después de este periodo de conflictos militares, Altamirano se dedicó a la docencia, trabajando como maestro en la Escuela Nacional Preparatoria, en la Escuela Superior de Comercio y Administración y en la Escuela Nacional de Maestros. También trabajó en la prensa, en donde junto con Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez y con Gonzalo Esteva.
Fundó varios periódicos y revistas como “El Correo de México”, “El Renacimiento”, “El Federalista”, “La Tribuna” y la “República”.
Fue diputado y existe una recopilación de los discursos de Ignacio Manuel Altamirano. Su obra literaria se dedicó a describir las leyendas, las costumbres y paisajes de México. En 1867, comenzó a destacar por lo magistral de su obra, orientó su literatura hacia la afirmación de los valores nacionales, destacó también como historiador y crítico, abanderó a varias generaciones. Abogó y sentó las bases de la instrucción primaria gratuita, laica y obligatoria a partir del 5 de febrero de 1882. Fundó el Liceo de Puebla y la Escuela Normal de Profesores de México.
Altamirano escribió novelas con temas nacionalistas y costumbrista como “Clemencia” (1869), “La navidad en las montañas” (1871) y “El Zarco” (1886-1888, 1901).
Uno de los novelistas históricos más importantes fue Vicente Riva Palacio desde 1868 con “Monja y casada”, “Virgen y mártir” y “Martín Garatuza” en las que hace uso de los archivos del Tribunal de la Santa Inquisición para ambientar sus obras y crear las narraciones. Luego sigue una historia sobre bucaneros “Las dos emparedados” (1869) y “La vuelta de los muertos” (1870) y “Memorias de un impostor. Don Guillén de Lampart, rey de México” (1872) que cuentan la vida fantástica de este personaje, en el contexto de la Santa Inquisición. Una importante publicación del mismo autor fue “El Libro Rojo” (1871) en el que se publicaron una serie de relatos de crímenes de la Inquisición.
El sociólogo y político Emilio Rabasa Estebanell (1856-1930), conocido en el mundo literario por su pseudónimo de Sancho Polo, introdujo en las letras mexicanas el realismo al estilo de Charles Dickens en una novela dividida en cuatro partes “La bola” y “La gran ciencia” de 1887 y “El cuarto poder” y la “Moneda Falsa” de 1888. En sus historias cuenta la vida horrible de las clases populares, la corrupción de la policía y el periodismo y las dificultades de la vida urbana. José Luis Martínez señala que fue además autor de “la novela corta de mejor factura y de gusto más moderna en nuestras letras del siglo XIX” (México en busca de su expresión. 736.) publicado como “folletón” en el periódico El Universal “La Guerra de los Tres Años (1893).
El escritor José Tomás de Cuéllar (1830-1894) se dedicó a publicar artículos y poesía, realizó obras de teatro como la obra “Natural y figura”, que fue una feroz crítica en contra los imitadores de las costumbres francesas.
Al final de su carrera escribió bajo el pseudónimo Facundo escribía una serie de novelas que él llamó “La Linterna Mágica”. En ellas describe la sociedad mexicana en épocas de Juárez y describe perfectamente la clase media de la capital.
Entre los novelas destacan la novela costumbrista “Los Bandidos de Río Frío (1889-1891) de Manuel Payno (1810-1894) que fue un gran éxito en las ventas y la novela realista de “Tomóchic” (1892) de Heriberto Frías (1870-1928) que narra la resistencia del pueblo Yaqui de Sonora en contra de la represión porfiriana
A partir de 1889 dos escritores y poetas, el libertador cubano José Martí (1853-1895) y Manuel Gutiérrez Nájera alias el “Duque Job” (1859-1865) rompieron con el romanticismo nacionalista del grupo de El Renacimiento e impulsaron con una nueva generación de jóvenes escritores como Salvador Díaz Mirón (1853-1928), Luis G. Urbina (1864-1934) y Amado Nervo (1870-1919) una nueva estética literaria que se llamó el “modernismo” y que se sintetizo en la “Revista Azul” (1894-1896) en el que se publicaron mucho autores parisinos como Baudelaire, Hugo, Verlaine y otras estrellas como Heine, Wilde, Ibsen ,D’Annunzio, los escritores rusos y los americanos Edgar Allen Poe, Walt Whitman y Ruben Darío. El grupo de los modernistas fue fuertemente apoyado por el político, escritor y educador Justo Sierra Méndez (1848-1912).
Los modernistas mexicanos admiradores de la cultura francesa, empezaron a vincular temas políticos con la literatura, había una profunda preocupación en la inestabilidad de la sociedad que no lograba su consolidación y que anhelaba una sociedad liberada del pasado colonial. En esa medida era una literatura crítica de los acontecimientos del momento que también describía el entorno y las dificultades que padecía la unidad nacional.
La vida bohemia fue para los modernistas mexicanos, una forma de vida reflejada en su poesía y en la escritura. Por ello, utilizaban símbolos e imágenes estéticas para decorar la realidad cotidiana: cisnes, acantos, sueños, mitos, costumbres, princesas, selvas, amadas, colores, ideas nacionalista, fauna sagrada y naturista frecuentaron sus escritos. De acuerdo con José Emilio Pacheco, “la poesía cultivó una especie de memoria acumulativa, dando también muestras de una gran convicción de futuro. Gracias a su infatigable actividad, los poetas realizaron en la lengua y cultura lo que funcionarios, empresarios, abogados, ingenieros y militares fueron incapaces de consolidar en la política y en la economía a lo largo de tan accidentado siglo XIX mexicano: nuestra independencia.”*
Portada de la Revista Azul de los modernistas, marzo 1907.
Poetas modernistas de finales del siglo XIX
Quizá uno de los escritores más reconocidos dentro de la corriente modernista es Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), conocido también como el Duque Job.
Participó en La Revista Azul fue publicada semanalmente en la Ciudad de México de 1894 a 1896. La publicación expuso a diversos autores del modernismo, tendencia literaria de la época. Llegó a ser portavoz de este movimiento en América Latina, el cual se caracterizó en renovar la prosa y poesía hispánica evitando caer en el exceso de la retórica romántica. Políticamente participó del lado de los Liberales y fundó el periódico El Liberal 1894-1896.
Poeta, político y escritor mexicano fue Salvador Díaz Mirón (1857-1928). Fundador y director de la “Revista Moderna” de México 1903, que subsistió hasta 1911 y fue vocero del movimiento modernista de todo el continente.
Su vida accidentada, caracterizado por su arrogancia, violencia así como participar en pandillas, matar y encontrarse encarcelado, le dio inspiración para escribir poesía de primera calidad como la obras “Lascas” (1901).
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz mejor conocido como Amado Nervo (1870-1919) fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue autor de los poemarios “Los Jardines interiores” (1906) y “Lira Heroica” (1902)
Fue además colaborador de la Revista Azul; redactor del periódico El Universal, El Nacional y el Mundo.; y docente en la Escuela Nacional Preparatoria; ejerció funciones diplomáticas representando a México en el extranjero.