Ejercicio de escritura
Lee atentamente los textos, compara las interpretaciones y responde las preguntas. Al finalizar da clic en comparar para recibir retroalimentación.
Páginas 6-7: “Algunos estudiosos hablan de un “Imperio mexica”, pero no todos consideran que este pueblo haya conformado en realidad un verdadero imperio, al menos no como imaginamos al Imperio romano. Si pensamos en el tributo que llegaba de distintas regiones, en las guerras para sujetar a otros pueblos, en el establecimiento de la Triple Alianza como medio para lograr el liderazgo político en la cuenca de México, en su ideología militarista y en su penetración hasta lugares como Guatemala y Honduras, es fácil considerar a los mexicas como un imperio.
Sin embargo, un análisis detallado de las relaciones políticas y económicas que establecieron con los demás pueblos podría mostrar que no existía una explotación sistemática, un dominio férreo ni una intervención política directa en la mayoría de los territorios con los que tuvieron contacto, por lo que el término “imperio” no sería exacto. Como haya sido, la presencia de los mexicas llegó hasta lo que hoy son el Distrito Federal, el Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Morelos y Veracruz; a regiones importantes de Guanajuato, Jalisco, Puebla, Guerrero y Oaxaca e incluso a ciertos lugares de Chiapas, Guatemala y Honduras. En ese amplio territorio también hubo pueblos que resistieron esa expansión y se mantuvieron independientes hasta la llegada de los españoles.
Esa presencia –en algunos casos dominio y en otros sólo contacto –hizo que el mundo indígena en vísperas de la Conquista española se “mexicanizara”. Así la Ciudad de México-Tenochtitlán centralizó distintos vínculos políticos y económicos a lo largo del territorio, aculturó algunas regiones, estableció colonias y fortalezas militares en sitios distantes, hizo del náhuatl una lengua común, definió rutas de comercio, le dio nombre e identidad a lugares lejanos y se convirtió, de algún modo, en la capital de un mundo y una época que girar en torno a ella.
Visto en perspectiva, los mexicas fueron sin duda una de las sociedades más complejas e influyentes del México antiguo, pero tampoco eran los únicos. Más allá de sus fronteras, otros pueblos formaron Estados poderosos –como los purépechas de Michoacán- que frenaron e incluso derrotaron a los mexicas. En otros tiempos, Teotihuacán fue un Estado tan fuerte como México-Tenochtitlán y el mundo indígena vivió entonces bajo la hegemonía de otros pueblos. Lo cierto es que al final de la historia del mundo indígena, los mexicas eran el pueblo dominante, aunque eso no les permitió detener la conquista española. Sin el apoyo de quienes les pagaron tributo y odiados –con razón- por aquellos que los resistieron y se aliaron con los españoles, la suerte de los mexicas quedó sellada a pesar de su valerosa lucha para evitar el fin. Por ello tal vez valdría decir que en el balance final siempre fueron un gran pueblo, pero no siempre ganaron.
Página 27: “Fuera de la ciudad, el gobierno variaba de un lugar a otro. A pesar de ser “aliado”, Tetzcoco se vio forzado a ceder a la política militarista de los mexicas. La guerra imponía tributos y sumisión a otros pueblos, pero generalmente se respetaba su tlatocayótl. El dominio mexica era evidente en muchas regiones, pero el control político directo no. Parecía más un complicado sistema de “alianzas” forzadas, “reconocimientos” a la poderosa ciudad, “regalos” para los dioses mexicas y “favores” a los señores de México-Tenochtitlán, lo que mantenía a varios pueblos bajo su hegemonía. Con todo, la política de sustituir señores locales con gobernantes mexicas se acentúo con Moctezuma II, quizá como un esfuerzo por centralizar la política y afianzar el control que se ejercía desde la ciudad.”
(Citado en Álvear Acevedo, C. (2004). Historia de México. México: Limusa. 75.): “En tal imperio faltaba una unidad cultural, de lengua y de otros elementos sociales, estilos de vida más o menos semejantes, y un dominio político y económico firme. Con el tiempo quizá, dicho unidad habría sido posible alcanzarse, si bien tenían los mexicas en su contra lo mismo el odio de los sometidos, que la religiosidad extremada e implacable que los limitaba para un mayor desarrollo progresivo”.