Resistencia

Rebeliones en contra del imperio mexica

El proceso de expansión territorial de los mexicas provocaría la resistencia de los pueblos sometidos y los acechados por el imperio.

Un factor de debilidad del imperio fue su rápido crecimiento espacial en un universo en el cual las grandes distancias, el paisaje escarpado y los medios de transporte primitivos no permitían un fácil control centralizado. El dominio dependía en gran parte de su poder militar. Los mexicas fracasaron, a pesar de sus repetidos esfuerzos, en la conquista de Estados como Tlaxcala, Teotitlán y el Tarasco en Michoacán, dejando regiones solamente parcialmente subyugadas y potencialmente peligrosas.

El pago excesivo de tributos y la impunidad de los recaudadores de los impuestos, los calpixques, era otro factor de descontento y rebelión de muchos pueblos. En respuesta, los mexicas castigaban públicamente a sus gobernantes y acostumbraban obligar a los más rebeldes entregar una mayor cantidad de productos que no eran originarias de su área geográfica (por ejemplo: exigir plumas de quetzal, provenientes de Guatemala a pueblos de la costa del Golfo) o para demostrar su dominio psicológico y físico, exigían el envío de cestas llenas de ciempiés, arañas o escorpiones.

En el corazón del imperio se tiene bien documentado el caso de Tlatelolco. Según los testimonios, su gobernante Moquíhuix, humilló y maltrató en 1473 deliberadamente a su esposa, hermana del tlatoani Axayácatl. Éste lo interpretó como una rebelión, lo que seguramente era, y procedía a castigar a sus vecinos.

Además durante cualquier proceso de sucesión de un nuevo tlatoani, se veía como una oportunidad de rebelión en el imperio y obligaba al nuevo gobernante mexica reconquistar o hacer valer de nuevo su poder mediante la negociación o el establecimiento de nuevos alianzas. Así, Itzcóatl tuvo que hacer frente a tres ciudades-Estado –Xochimilco, Mixquic y Cuitláhuac- de la región chinampera cuando ascendió al poder y Azcapotzalco, Culhuacán y Coyoacán se rebelaron cuando Moctezuma I sucedió a Itzcóatl. Es de notar, que los mexicas fueron casi siempre capaces de sobreponerse en este tipo de situaciones.

Con respecto a la resistencia antiimperialista, la antropóloga estadounidense Frances Berdan señala que a pesar de que la mayoría de las veces las rebeliones fracasaban y a pesar de las terribles represalias, los sometidos continuaron rebelándose. A nadie le gustaba ser conquistado, aunque nunca les incomodó conquistar a otros. Nadie deseaba ser sometido. Nadie deseaba producir bienes y servicios para mantener a los conquistadores, que tan escasamente les retribuyeron. Si bien algunas ciudades-Estado de la Cuenca de México a veces saquearon botines en su carácter de aliados, en los lugares más distantes se quejaban, incomodaban y buscaban constantemente la oportunidad de rebelarse. A veces se contenían por temor a represalias militares, pero intentaron romper los yugos imperiales cada vez con más frecuencia, esperando que sus aliados los auxiliaran y que el imperio se debilitara y ya no tuviera fuerza para reconquistarlos. A fin de cuentas, fueron los españoles quienes se aprovecharon de éste ámbito fragmentado, efímero e inestable para avanzar en su conquista de los mexicas de Tenochtitlán.

Rebeliones contra Tenochtitlán. En Arqueología Mexicana (111). México: Editorial Raíces. 36.

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