Introducción
Con la implementación de la Colonia novohispana en el siglo XVI se fusionaron diversas culturas. Este proceso de mestizaje transformó la vida de los pueblos nativos y de los inmigrantes europeos, africanos e incluso asiáticos. Surgieron nuevas expresiones culturales típicas de una sociedad multicultural, como nuevas costumbres, creencias y valores; formas de hablar, de comer, de festejar, de relacionarse sentimentalmente, de practicar el arte, de educar a los hijos y de organizarse socialmente.
El siglo XVI fue una etapa de choque cultural, mezclas y adaptación al impacto de lo desconocido; el siglo XVII fue principalmente de integración cultural, donde se forja la ilustración mexicana con figuras como Carlos de Sigüenza y Góngora y Juana de Asbaje, se introducen las ideas de autonomía en lo político y en lo cultural, se perfila el nacimiento de un movimiento intelectual con valores universales de libertad; el siglo XVIII fue un tiempo y un espacio de alteraciones, donde despierta la conciencia de una cultura mestiza, con intereses propios, precursora de las ideas de patria donde la soberanía, se dice, debe residir en el pueblo..
La vida cotidiana constituye las formas de vida de un pueblo: cómo se comunica a través del lenguaje hablado y escrito, cómo se reconstruye en las diferentes manifestaciones que ensalzan su calidad humana, en la vestimenta, la comida, el modo de producir su sobrevivencia, las relaciones que establece, las expresiones de sus emociones a través de las música, la pintura, la creación literaria o cualquier manifestación del arte. La vida cotidiana da sentido a la conformación de los pueblos ya que es allí donde se reproducen costumbres, tradiciones, ideas.
En los tres siglos de dominación española, la cultura se desarrolló en la ciencia, la literatura, la arquitectura, la escultura, la música, la gastronomía. Las repercusiones del mestizaje se manifestaron en la organización política, social, económica y cultural del México colonial. Todas estas expresiones se pueden apreciar en la vida cotidiana actual: en nuestras formas de comer, en el lenguaje, en las calles y construcciones de las ciudades de México, en los museos, en nuestra propia identidad.