La música novohispana
La música también fue un medio de cohesión social o de insurrección, un instrumento de oración y un elemento fundamental en fiestas y festejos, un objeto de castigos de la inquisición y un disfrute personal. Surgieron nuevas formas artísticas, fusionadas de elementos indígenas, africanos y europeos, originando que la poesía, la pintura, la danza, el teatro y la música, combinaran las herencias indígenas con las europeas medievales, renacentistas y barrocas, además de los elementos africanos y asiáticos.
En las fiestas o reuniones profanas se ejecutaba música, como la contradanza, los sones y las jaranas, entre otras. Otras actividades también fueron acompañadas por música: al toque de trompetas el futuro doctor de la Real y Pontificia Universidad mandaba sus conclusiones a los doctores y maestros antes del examen de grado. La música popular reflejaba las vivencias de los diferentes grupos sociales por ejemplo el letra de El chuchumbé, canción que llegó de Cuba, cuyas coplas causaron la intervención de la Inquisición, quien la mandó prohibir y que dice así:
“En la esquina está parado / un fraile de la Merced / con los hábitos alzados / enseñando el chuchumbé”.
También fueron importantes los elementos sonoros que se arraigaron en la vida diaria, como los pregoneros que ofrecían todo tipo de mercancías en las calles, con sonoros gritos llenos de musicalidad, los campanarios que cumplían con la función de organizar el tiempo y de comunicar a la población, el llamado a misa, la muerte de un parroquiano, una boda, un bautizo, la fiesta religiosa, o el paso del carrito de la basura, y que constituyeron los principales medios de comunicación que se arraigaron en la sociedad de esa época.