Otros colonizadores de África

          Bélgica          

El mar baña nuestras costas, el mundo yace a nuestros pies. El vapor y la electricidad han acabado con las distancias. Todas las tierras sin propietario en la superficie del globo, principalmente África, deben convertirse en el campo de nuestras operaciones y de nuestro éxito.

Leopoldo de Bélgica (1861)

Fuente: García, J. (2003). ¿Pero qué está haciendo Estados Unidos en África? La gran guerra ocultada. Rebelión África. Recuperado de http://www.rebelion.org/hemeroteca/africa/030328botia.htm (diciembre, 2015).

Leopoldo I de Bélgica

Leopoldo I de Bélgica

Con su posesión en el Congo, en África Ecuatorial, Bélgica consiguió un territorio de 2 345,000 km2, ochenta veces su tamaño. El rey Leopoldo II había enviado en 1879 a Henry Morton Stanley quien exploró el río Congo, en su recorrido entró en contacto con algunos gobernantes y a nombre de la Asociación Internacional del Congo, fundada por el rey, mediante distintas argucias entre las que se contaba dar obsequios, logró acordar con los jefes nativos la sesión de sus tierras y el suministro de trabajadores.

Tratado firmado con los régulos de Ngombi y Mafela el 1 de abril de 1884

Henry M. Stanley, comandante de la expedición del Alto Congo, en nombre y por encargo de la Asociación Internacional Africana y los régulos y Jefes de Ngombi y Mafela, reunidos en conferencia al sur de Mañanga, han concluido, tras mucho examen, el siguiente Tratado.

1. Los Jefes de Mafela y de Ngombi reconocen, conforme a sus deseos, que la Asociación Internacional Africana se establezca en sus países para el progreso de la civilidad y del comercio. De común acuerdo, por sí, sus herederos y sucesores ceden ahora y para siempre a la Asociación la soberanía y todos los derechos de gobierno sobre sus territorios. Prometen también ayudar a dicha Asociación en su tarea de regir y civilizar el país, así como de usar su influencia, y a todos los demás habitantes con cuya unánime aprobación concluyen el Tratado presente, para que se asegure la obediencia a todas las leyes hechas por la Asociación y ayudar con la obra, o de otro modo, a cualquier trabajo, mejora o expedición que dicha Asociación haga en cualquier tiempo o parte de este territorio.

Fuente: Historia Contemporánea (2010). Consolidación del Estado burgués. Sobre la Asociación Internacional Africana. Recuperado de http://www.historiacontemporanea.com/pages/bloque2/imperialismo-y-colonizacion/documentos_historicos/sobre-la-asociacion-internacional-africana (diciembre, 2015).

Frente al resto del mundo su interés colonizador se revestía con fines humanitarios, pregonaba el combate a la esclavitud así como a las conductas sanguinarias de los salvajes aborígenes. Inusitadamente, pues fue el único caso, el Congo fue asignado como propiedad personal del rey. Al paso del tiempo, quedó evidenciado que el monarca belga nunca estuvo interesado en resolver ninguno de los problemas referidos, por el contrario, a través de sus emisarios llevó a cabo una de las explotaciones más brutales. Los nativos estaban obligados a trabajar larguísimas jornadas de trabajo para extraer el caucho y de no cumplir con las cuotas de producción recibían los peores castigos: azotes, encarcelamientos, mutilaciones y el incendio de la aldea, además, arteramente, en el Congo se realizaba comercio de esclavos. En 1885, una vez que en la Conferencia de Berlín se aprobó obsequiar a Leopoldo I el Congo fue nombrado Estado Independiente de éste. Diversos personajes fueron testigos de estas atrocidades, las denunciaron pero las potencias mayores se hicieron de la vista gorda, hasta que en 1908, sin poder evadir más la realidad, se transfirió la administración de la colonia al Estado belga. Aunque la cifra no se ha podido establecer con exactitud, se calcula que la obra leopoldina dejó aproximadamente 10 millones de muertos.

           

En las bobinas de goma

“En las bobinas de goma”, caricatura publicada en la revista británica Punch en 1906, donde se muestra a un recolector de caucho congoleño que es estrangulado por una víbora que representa a Leopoldo II.

Carta del Rey Leopoldo II a los Agentes del Estado del Congo

La tarea que los agentes del Estado han de cumplir en el Congo es noble y elevada. Está bajo su incumbencia la civilización del África Ecuatorial.

Cara a cara con el barbarismo primitivo, luchando contra costumbres de miles de años de antigüedad, su deber es modificar gradualmente esas costumbres. Han de poner a la población bajo nuestras leyes, la más urgente de las cuales es, sin duda, la del trabajo.

En los países no civilizados, es necesario, creo yo, una firme autoridad para acostumbrar a los nativos a las prácticas de las que son totalmente contrarias a sus hábitos. Por ello es necesario ser al mismo tiempo, firme y paternal.

Fuente: Benedé, A.; Arjona, E.; Ramos, J.M. y Cabezas, M.E. (2012). Diversificación II Ámbito Lingüístico y Social, p. 141. España: Editex.

          Alemania          

Debido a su tardía unificación, Alemania había quedado fuera del reparto territorial que las otras naciones habían iniciado hacía mucho tiempo atrás. En 1882 formó la Sociedad Colonial Alemana para comenzar a organizar sus acciones expansionistas. El explorador Karl Peters promovió intensamente la colonización de África del Este, logró establecer acuerdos con distintos jefes locales. Al regresar a Alemania expuso la importancia de la empresa colonizadora, con la que coincidían los grandes empresarios del acero y los poderosos banqueros que buscaban ingresar en los mercados extranjeros, pese a las reticencias del canciller Bismark se dio inició a la colonización en 1884. Como era previsible, los germanos se toparon con los intereses ingleses por lo que sus conquistas se redujeron a Togo, Camerún, África del Sudoeste (actual Namibia) y África Oriental (hoy Tanzania), posesiones que le dejaron insatisfecho por su poca importancia, tanto en extensión como por los pocos beneficios que le proporcionarían, por lo que Alemania insistiría en conseguir una mayor expansión territorial que la pusiera al nivel de Inglaterra y Francia.

El medio óptimo del desarrollo del poder de fabricación, del comercio interno y externo procedente de él, de cualquier navegación costera y marítima digna de consideración, de grandes pesquerías marítimas y, en consecuencia, de un respetable poder naval, son las colonias.

List, F. (1977). Economista alemán. En Fieldhouse, D. Economía e imperio. La expansión de Europa (1830-1914), p. 35. España: Siglo XXI Editores.

  • "The World's Plunderers" (Saqueadores del mundo). Caricatura creada por Thomas Nast, apareció en Harper's Weekly in 1885. En la imagen se observa a Alemania, Inglaterra y Rusia repartiéndose el mundo de acuerdo con sus deseos imperialistas.

    The World's Plunderers
  • Las colonias alemanas se designaron oficialmente como protectorados. En la imagen se puede ver una persona negra y otra asiática que representan las colonias africanas y la colonia en territorio chino.

    Protectorados

          Portugal, Italia y España          

Portugal mantenía en África sus viejos puestos comerciales y una vez que las potencias comenzaron a expandirse, se apresuró a buscar territorios para no quedar fuera de la competencia. A pesar de ser una potencia decadente, logró hacerse de Angola y Mozambique reclamando su derecho histórico de posesión. En su pretensión de aumentar más los territorios pretendió ocupar la región que quedaba entre Mozambique y Angola, pero se topó con que Inglaterra no lo permitiría pues obstaculizaría su plan de poseer la zona oriental desde el norte hasta el sur. Finalmente, Inglaterra exigió a Portugal que retirara sus tropas y en 1890 terminaron sus sueños de expansión.

Italia se estableció en África Oriental. Su tardía unificación, como el caso de Alemania, la alejó de la expansión ultramarina que otros países habían emprendido desde el inicio del siglo XIX. Pese a su disminuido avance industrial, en 1882 desembarcó en la bahía de Assab y a través de una compañía comercial adquirió derechos sobre ciertos territorios que luego fueron transferidos al Estado. Su intención de quedarse con Etiopía se frustró porque los etíopes los vencieron en dos ocasiones; los ingleses decidieron ayudar a los italianos, lo que fue de gran utilidad porque Etiopía se volvió una zona de influencia para los británicos. Para 1889 ya poseía la Somalia italiana, Eritrea en 1890 y Libia en 1911.

El viejo imperio colonial de España había conquistado algunos puntos en África pero posteriormente los perdió. En la dinámica del reparto del último tercio del siglo XIX formó una sociedad geográfica para explorar territorios y quedar involucrado en la disputa territorial, sólo pudo conseguir una parte pequeña del Sahara en 1884, la Guinea española y el norte de Marruecos en 1912.