El costo humano fue igualmente sin precedentes: alrededor de 60 millones de muertos (cinco veces más que en la Primera Guerra Mundial) y 50 millones de personas expulsadas de sus hogares por el avance de los ejércitos, sobre todo en la Unión Soviética. Por la naturaleza del conflicto participaron en ella un número importante de mujeres (900 mil de los efectivos militares o el 8% del ejército soviético) y niños lo que elevó considerablemente el costo de la guerra, siendo las principales víctimas Polonia que perdió el 22% de su población (Messenger, p.44) y la URSS con 25 millones de bajas.
Víctimas de la Segunda Guerra Mundial (estimaciones por país)
País | Militares | Civiles | Total |
---|---|---|---|
URSS | 8,668,000 | 16,900,000 | 25,568,000 |
China | 1,324,000 | 10,000,000 | 11,324,000 |
Alemania | 3,250,000 | 3,810,000 | 7,060,000 |
Polonia | 850,000 | 6,000,000 | 6,850,000 |
Japón | 1,500000 | 600,000 | 2,100,000 |
Yugoslavia | 300,000 | 1,400,000 | 1,700,000 |
Rumania | 520,000 | 465,000 | 985,000 |
Francia | 200,000 | 400,000 | 600,000 |
Austria | 380,000 | 145,000 | 525,000 |
Italia | 330,000 | 80,000 | 410,000 |
Reino Unido | 270,000 | 90,000 | 360,000 |
Estados Unidos | 300,000 | 5,000 | 305,000 |
Países Bajos | 198,000 | 12,000 | 210,000 |
Bélgica | 76,000 | 10,000 | 86,000 |
Finlandia | 80,000 | - | 80,000 |
Canadá | 35,000 | - | 35,000 |
India | 36,000 | - | 36,000 |
Australia | 39,000 | - | 39,000 |
España | 12,000 | 10,000 | 22,000 |
Bulgaria | 19,000 | 2,000 | 21,000 |
Nueva Zelanda | 12,000 | - | 12,000 |
Otros países | 800,000 | ||
TOTAL: 60,000,000 |
Es significativo que en esta guerra el número de civiles muertos superó claramente a los militares. Se calcula que alrededor de 17 a 20 millones fueron soviéticos, mientras que las pérdidas proporcionales de Polonia, Yugoslavia y Alemania fueron aún mayores (Asa Briggs, p.349). El régimen nazi decretó la aniquilación física de los judíos europeos y en el Holocausto perecieron más de 5 millones de ellos. La deportación por motivos étnicos y el traslado de prisioneros de guerra y mano de obra forzada dieron lugar a muchos millones de muertos más. Es importante considerar que gran parte de los caídos eran hombres jóvenes en edad productiva lo que obligó a muchos países a establecer políticas inmigratorias para compensar el déficit poblacional y la escasez de mano de obra.
Sobrevivientes de un campo de concentración
Al mismo tiempo la economía de guerra posibilitó la destrucción a escala masiva como fue el caso de los campos de concentración que requirió de una logística y recursos materiales considerables para permitir la locura nazi del Holocausto o Shoah. En el verano de 1940 empezó la concentración y deportación organizada de los judíos europeos a guetos en Polonia, donde los obligaron a realizar trabajos forzados o fueron exterminados directamente como en el caso de las mujeres y de los niños.
En enero de 1942, tras la Conferencia de Wannsee, los dirigentes nazis decidieron realizar el exterminio mediante cámaras de gas y millones fueron trasladados en trenes de mercancías hacia Auschwitz-Birkenau, Treblinka y Sobibor.
El fin de la guerra no significó el adiós definitivo a los sufrimientos: se estima que en 1946 más de 100 millones de europeos subsistían con una dieta de sólo 1,500 calorías diarias, mientras que los alemanes en la zona de ocupación británica y norteamericana sólo les correspondían entre 900 y 1000 calorías (Briggs, p.350). Además, mientras que en América del norte los efectos sociales eran mínimos, los aliados calcularon que en toda Europa había 25 millones de “personas desplazadas” (10 millones en Alemania) entre los cuáles destacaron los refugiados, los integrantes de los ejércitos y los liberados de los campos de concentración –la gran mayoría judíos, así como gitanos, homosexuales y presos políticos. También aproximadamente 7 millones de japoneses provenientes de China, Corea y Taiwán regresaron a su país.
Debido a esta crisis social filósofos e historiadores, entre otros, empezaron a cuestionar la sociedad moderna. La obra filosófica de la época fue “Dialéctica de la Ilustración” de los filósofos alemanes de origen judío Horkheimer y Adorno. En esta obra señalan que la sociedad moderna fracasó debido al racionalismo extremo, el individualismo y el capitalismo.
Portada del libro Dialéctica de la Ilustración de Horkheimer y Adorno
Muchos alemanes se sintieron avergonzados, horrorizados y furiosos al contemplar a sus antiguos dirigentes nazis, pero también estaban impacientes por iniciar la tarea de la reconstrucción, de modo que apenas se interesaban por los juicios (de los nazis). La población alemana, perpleja y confusa, se pasaba el día intentando conseguir comida, ropa, cobijo y dejando mensajes en edificios arruinados por los bombardeos, en un esfuerzo por reunirse con el resto de sus familias. Los recordatorios de un pasado nada glorioso no eran bien recibidos: los veteranos de guerra, sobre todo los heridos, no consiguieron encontrar trabajo a su vuelta al hogar, y la gente rehuía a los antiguos presos de los campos de concentración. La desconfianza no se limitaba a los vecinos más inmediatos, sino que pronto fue imitada por la mala fe y las divisiones cada vez mayores entre el Este y Occidente en las relaciones internacionales.
Briggs, A. y Clavin, P. (2004). Historia contemporánea de Europa. 1789-1989. Barcelona: Editorial Crítica. p. 352.
Por otro lado, es importante señalar que durante la guerra, tanto en el bando del Eje como de los Aliados hubo grandes avances en la ciencia y la tecnología aplicada a la industria bélica, la medicina, la industria y la producción de alimentos. El progreso científico-tecnológico cambió el funcionamiento y organización de las sociedades.
A partir de entonces la ciencia dejó de ser el fruto del trabajo individual y casi aislado de algunos científicos para convertirse en un proceso masivo en las universidades, así como en laboratorios industriales y gubernamentales. Así, por ejemplo, en la Universidad de Oxford, Howard Florey y Ernst Chain, desarrollaron con base en los trabajos de Alejandro Fleming el primer antibiótico para humanos y animales y en 1942, con el apoyo de los gobiernos en guerra, se inició con la producción a escala industrial de los antibióticos, evitando así la muerte de muchas personas.
En la agricultura se empezó a utilizar el DDT (diclorodifeniltricloroetano) a partir de 1939 como pesticida sintético y se introdujo más maquinaria como los tractores y las segadoras-trilladores con motores de mayor calidad, aumentando así la productividad, al mismo tiempo de crear los primeros desastres ecológicos de la agricultura contemporánea. En la industria se innovó con la introducción de fibras sintéticas como el nailon, el plástico y la goma sintética.
Entre los medios de transporte y comunicación nuevos se cuenta con el desarrollo del Volkswagen (1938) o vocho, el desarrollo de aviones pesados con cuatro motores, de satélites y proyectiles, de la televisión, del radar y de las computadoras. Fue la guerra que dio el empujón final para convertir a las primeras calculadoras mecánicas en ordenadoras para hacer tablas de artillería, descodificar códigos y realizar cálculos a gran escala.
En 1943 se creó en Inglaterra la supercomputadora Colossus, mientras que los alemanes desarrollaron el Z4 con el mismo fin de descifrar códigos. La primera calculadora digital ENIAC de IBM, desarrollada por el exiliado húngaro John von Neumann, surgió en los Estados Unidos en 1946 con el fin de calcular tablas de artillería.
Los mayores avances se dieron en el desarrollo de armas de destrucción masiva como los cohetes, misiles (V-1 y V-2 alemán) y la bomba atómica cuyos mecanismos permitieron los viajes espaciales en las décadas posteriores. Fue el italiano Enrico Fermi, quien entró a trabajar en 1938 en el Proyecto Manhattan tras huir del fascismo, el responsable de crear una reacción nuclear controlada en cadena en 1942; sentando así las bases de la bomba.
La supercomputadora Colossus