Las causas de la Segunda Guerra Mundial
Con este ejercicio comprenderás los motivos del expansionismo territorial por parte de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio
Ejercicio de escritura
Los nazis invadiendo a Polonia el primero de septiembre de 1939
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Hitler y la cuestión de los Sudetes
"Henos aquí ahora en presencia del último problema que debe ser y será resuelto (aplausos prologandos en la sala). Es la última reivindicación territorial que tengo que formular en Europa, pero es una reivindicación a la que no renuncio". (…)
"Durante veinte años, los alemanes de Checoslovaquia y el pueblo alemán del Reich han tenido que contemplar este espectáculo. Más bien, han sido forzados a permanecer como espectadores: no es que el pueblo alemán haya aceptado esta situación, es que sin armas, no podía ayudarles contra los que les martirizaban ¡Y el mundo de las democracias se indigna! Hemos aprendido en estos años a despreciar a las democracias mundiales. En toda Europa, sólo hemos encontrado un único Estado que fuera una gran potencia europea y, a la cabeza de ese Estado, un sólo hombre que ha sido comprensivo con los sufrimientos de nuestro pueblo: ¡Mi gran amigo Benito Mussolini! (La gente grita: ¡Heil Duce!)
Benes está en Praga, y está convencido que no le puede ocurrir nada porque tiene detrás de él a Francia e Inglaterra (hilaridad prolongada). Conciudadanos, creo que ha llegado el momento de hablar claro. No se puede negar el título de pacífico a los que han aguantado una vergüenza tal durante veinte años. Benes tiene un pueblo de siete millones de individuos tras él, y aquí hay un pueblo de setenta y cinco millones de hombres". (…)
"Le he asegurado, lo que vuelvo a decir aquí, que una vez que esté este problema resuelto no habrá más problemas territoriales en Europa... Yo declaro al pueblo alemán: en lo que concierne a la cuestión de los Sudetes, mi paciencia está al límite. Benes tiene en su mano la paz o la guerra. O bien acepta este ofrecimiento y da finalmente la libertad a los alemanes, o bien nosotros iremos a buscar esa libertad. Que el mundo se dé por enterado".
Extractos de un discurso pronunciado por Hitler en el Palacio de los Deportes de Berlin, el 26 de septiembre de 1938.
Mussolini declara la guerra a Etiopía
"¡Camisas negras de la revolución! ¡Hombres y mujeres de toda Italia! ¡Italianos, habitantes de todas las regiones del mundo, más allá de las montañas y los océanos! ¡Escuchad!
Una hora solemne en la historia de la patria está a punto de sonar. Veinte millones de italianos están en estos momentos reunidos en las plazas de Italia. Es la más grande manifestación de toda la historia del género humano. Veinte millones de italianos, pero un único corazón, una única voluntad, una sola decisión. Esta manifestación demuestra que la identidad de Italia y el fascismo es perfecta, absoluta e inalterable. Sólo cerebros reblandecidos en ilusiones pueriles o aturdidas por la profunda de las ignorancias pueden pensar lo contrario, porque ignoran lo que es la Italia fascista de 1935.
El imperio colonial italiano en 1939
En la Sociedad de Naciones, en vez de reconocer el justo derecho de Italia, se atreven a hablar de sanciones. (...) Hasta que no se demuestre lo contrario, me niego a creer que el pueblo de Gran Bretaña, el verdadero, quiera verter su sangre y empujar a Europa por la vía de la catástrofe, por defender a un país africano, universalmente reconocido como bárbaro e indigno de figurar entre los pueblos civilizados.
Sin embargo, no podemos fingir ignorar las eventualidades del mañana. A las sanciones económicas, nosotros responderemos con nuestra disciplina, con nuestra sobriedad, con nuestro espíritu de sacrificio" (Aplausos).
Revisión económica internacional
Japón no lo ha elegido: debe morir de hambre si no puede establecer su imperio. País industrializado que no posee las materias primas indispensables (hierro y carbón) para su industria y lo que es más angustioso, la agricultura japonesa no puede alimentar a la inmensa población del país que ha pasado de 33 millones en 1872 a 70 millones en 1934, siendo el ritmo de crecimiento actual de un millón de personas al año. ¿Cómo alimentar a estos 40 millones de habitantes? El progreso técnico ha engendrado la sobrepoblación y el paro: la mano de obra abundante y los bajos salarios son habituales. También en el campo la miseria es general (...). A diferencia de otros imperialismos, el imperialismo japonés se puede explicar por una necesidad vital; morir o extenderse."*