A principios del siglo XX estalló una revolución social -casi simultánea a la Revolución Mexicana- que por su impacto fue fundamental para el desarrollo del mundo contemporáneo: la Revolución Rusa de 1917. Ésta se puede comparar con la revolución francesa de 1789 porque ocurrieron diversos procesos históricos que rompieron con sistemas absolutistas y organizaciones socioeconómicas antiguas y, al mismo tiempo, provocaron una profunda transformación de las estructuras políticas, económicas, sociales e ideológicas. Pero, mientras que las revoluciones burguesas fortalecieron el capitalismo, la revolución acontecida en Rusia quiso acabar con el mismo sistema que en ese momento se encontraba en su fase imperialista.
Para comprender la Revolución Rusa es necesario conocer sus antecedentes y situarla en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Este acontecimiento aceleró la caída del zarismo y la toma de poder de los revolucionarios liderados por Vladimir Ilich Lenin.
Desde ese momento los bolcheviques implementaron una serie de políticas orientadas al cambio revolucionario, que posteriormente sirvieron de ejemplo para muchas luchas sociales y nuevos proyectos de nación construidos, al menos en teoría, sobre bases populares.
Con el fracaso de la democracia liberal, tras la Primera Guerra Mundial, la construcción de un mundo socialista inspirado en las ideas de Carlos Marx y
¡Qué Libertad!, Ilya Repin, 1903. Museo ruso de San Petersburgo.
de Vladimir Lenin, se consideró viable y así surgió la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS); una alternativa y modelo digno de imitar para todos los grupos revolucionarios del mundo, especialmente para los militantes socialistas quienes buscaban implementar una revolución organizada como la de 1917 en sus respectivos países.
Con este material podrás caracterizar el origen y desarrollo de la Revolución Rusa como nuevo sistema político y económico.