El papel de la propaganda en los Estados totalitarios
Con la siguiente actividad comprenderás el papel de la propaganda en los Estados totalitarios.
“El libro Mein Kampf o Mi Lucha de Hitler es una mezcla curiosa, mitad autobiográfica, mitad historia. Es también una diatriba contra los judíos y los marxistas (ambos frecuente e inexactamente ligados entre sí); contiene los remedios de Hitler a los problemas internos y externos de Alemania…”
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Origen de la obra Mein Kampf o Mi Lucha
Hitler dictó su libro Mi Lucha (Mein Kampf) a su secretario, Rudolf Hess, y a su chofer, Emile Maurice, aunque la mujer de Hess insistió más tarde en que fue el mismo Hitler quien lo pasó a máquina y lo editó. Es una mezcla curiosa, mitad autobiográfica, mitad historia. Es también una diatriba contra los judíos y los marxistas (ambos frecuente e inexactamente ligados entre sí); contiene los remedios de Hitler a los problemas internos y externos de Alemania, y es igualmente un hábil manual político, con consejos sobre propaganda y tácticas políticas. Los historiadores difieren en cuanto a la relevancia del Mein Kampf para entender las políticas y ambiciones posteriores de Hitler. Después de ser canciller, supuestamente lo rechazó en tanto que meras “fantasías de detrás de los barrotes” (A. J. P. Taylor, A Personal History, 1983, p. 34) y dijo que de haber sabido que un día sería canciller jamás lo habría escrito. Pero también dijo: “En lo que a la esencia se refiere, nada hay que desee cambiar” (J. C. Fest, Hitler, 1977, p. 206). A pesar de que las ventas entre 1924 y 1928 se limitaron a unos 25.000 ejemplares, cuando Hitler se convirtió en canciller el 31 de enero de 1933, el Völkischer Beobachter anunciaba Mein Kampf como el Libro del Día, y animaba a todos los alemanes a leer. K.D. Bracher ha observado que “después de la conquista del Estado” (por ejemplo, el ascenso de Hitler al poder), el Mein Kampf de Hitler, el Mythus de Rosenberg y la literatura racista-imperialista extrema de “los años de lucha”, permaneció al alcance de todos y fue ofrecida en millones de ejemplares como “tema de lectura oficial” (K.D. Bracher, The German Dictatorship, 1973, p. 314). Este sello de aprobación quiere decir que Mein Kampf es todavía una fuente de comprensión no sólo de las ideas de Hitler sino también de la ideología Nazi.
Fuente: Simpson, W. (1994). Hitler y Alemania. Madrid: Akal Ediciones, p. 49.
Ejercicio de opción múltiple
A continuación se te presentan varios fragmentos de Mein Kampf o Mi Lucha de Hitler. Lee cada uno atentamente y selecciona el o los temas que trata (puedes elegir más de una opción). Haz clic en el botón Comparar antes de pasar a la siguiente pestaña.
Para mí y para todos los verdaderos nacionalsocialistas no existe más que una doctrina: la de nacionalidad y patria. El objetivo por el cual tenemos que luchar es el de asegurar la existencia y el incremento de nuestra raza y de nuestro pueblo; el sustento de sus hijos y la conservación de la pureza de su sangre; la libertad y la independencia de la patria, para que nuestro pueblo pueda llegar a cumplir la misión que el Supremo Creador le tiene reservada.
Superioridad racial
Todo cruzamiento de dos seres cualitativamente desiguales da un producto de término medio entre el valor cualitativo de los padres; es decir que la cría estará en nivel superior con respecto a aquel elemento de los padres que racialmente es inferior, pero no será de igual valor cualitativo que el elemento racialmente superior de ellos.
El judío fue siempre un parásito en el organismo nacional de otros pueblos, y si alguna vez abandonó su campo de actividad no fue por voluntad propia, sino como un resultado de la expulsión que de tiempo en tiempo sufriera de aquellos pueblos de cuya hospitalidad había abusado. “Propagarse” es una característica típica de todos los parásitos, y es así como el judío busca siempre un nuevo campo de nutrición.
Ningún sacrificio social resultará demasiado grande, cuando se trate de ganar a las masas para la obra del resurgimiento nacional. Quiere esto decir que un movimiento que aspira a reincorporar al obrero de Alemania al seno del pueblo alemán, tampoco debe detenerse ante sacrificios económicos, mientras éstos no impliquen una amenaza para la autonomía y la conservación de la economía nacional.
El nuevo movimiento es antiparlamentario por su carácter y por la índole de su organización; es decir que en general, así como dentro de su propia estructura, rechaza el principio de decisión por mayoría, principio que degrada al Führer a la condición de simple ejecutor de la voluntad y de la opinión de los demás. En pequeño y en grande, encarna nuestro movimiento el principio de la autoridad absoluta del Führer que, a su vez, supone una máxima noción de responsabilidad.
El Estado racista tiene que llevar a cabo y supervigilar el entrenamiento físico de la juventud, no únicamente durante los años de la vida escolar; su obligación se extiende también al periodo postescolar, en que debe velar que mientras el joven se halle en el desarrollo, ese desarrollo se efectúe en bien suyo. Es un absurdo admitir que terminado el periodo escolar cese súbitamente el derecho de supervigilancia del Estado sobre la vida de sus jóvenes ciudadanos, para volver a ponerlo en práctica cuando el individuo entra a prestar su servicio militar. Ese derecho es una obligación y como tal tiene carácter permanente.
Antiliberalismo y dictadura
Alemania constituye para el bolchevismo el gran objetivo inmediato de su lucha. Se requiere todo el vigor de una idea nueva, encarnando una misión, para arrancar una vez más a nuestro pueblo de la estrangulación de esta serpiente internacional y poner atajo a la contaminación de nuestra sangre, a fin de que las energías de la nación, de este modo libertadas, puedan ser dedicadas a garantizar la seguridad de la patria alemana, previniendo hasta en el más lejano futuro, catástrofes como las últimas. Y si se persigue esta finalidad sería una locura aliarse con un Estado que tiene por soberano al enemigo mortal de nuestro porvenir.
Superioridad racial
Nosotros, los nacionalsocialistas, hemos puesto deliberadamente punto final a la orientación de la política exterior alemana de la anteguerra. Comenzaremos ahora allí donde hace seis siglos se había quedado esta política. Detendremos el eterno éxodo germánico hacia el Sur y el Oeste de Europa y dirigiremos la mirada hacia las tierras del Este. Cerraremos al fin la era de la política colonial y comercial de la anteguerra y pasaremos a orientar la política territorial alemana del porvenir.
Expansión territorial o ampliación del “espacio vital” hacia el Este.
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